¡Buenas, queridos lectores míos y
de otros! Tras unos días de amargura por el apocalipsis zombi (elecciones) he
vuelto para entretenerles un poco más. Cada vez más cerca del final The Moon va
obteniendo cada vez más espacio en la mente y corazón de mis lectores, no hay
mayor satisfacción para mí que saber que mis escritos hayan gustado
tanto.
Sin más que decir, les dejo el
capítulo acompañado de una imagen que me regaló un lector muy amigo mio [Kitzune Yin], que
realizó un modelo de la Arabelle que se encontrarán a lo largo del capítulo.
Les recomiendo verlo cuando ya hayan concluido la lectura si no quedarán algo
perdidos si lo ven antes de tiempo (aunque no posee Spoiler), para que puedan
imaginarse el cambio sufrido por Adalgisa. Lo dejaré [AQUI].
- Historia [4/5]
- Temática: Sobrenatural, Terror y suspenso.
- Titulo: The Moon
- Autor(a): Katsu Komori
- Link de Capítulos anteriores: [Capítulo 1] [Capítulo 2] [Capítulo 3]
- Temática: Sobrenatural, Terror y suspenso.
- Titulo: The Moon
- Autor(a): Katsu Komori
- Link de Capítulos anteriores: [Capítulo 1] [Capítulo 2] [Capítulo 3]
Escuchaba mi respiración como una suave brisa en lo más
profundo de un abismo. No parecía existir nada más que mis propios pensamientos
que proyectaban imágenes reproducidas en una secuencia constante, mientras las
voces de dichas escenas se escuchaban lejanas, como fragmentos de pensamientos
que poco a poco se archivaban en mi memoria; ninguna voz que existiese en mi
cabeza daba señal de vida… finalmente dominaba la paz en mi interior haciéndome
sentir aliviada por completo. En esas imágenes me observaba con perfección en
la perspectiva que desease, como si fuese omnipotente y a la vez la misma
persona que observaba, con la diferencia que también escuchaba sus pensamientos,
todos sus movimientos y decisiones eran los que yo haría al igual que sus
palabras; sin duda, aquella chica que se movía entre esos extraños y diversos
espacios de fantasía era yo.
Las primeras imágenes pertenecían a un mundo submarino, muy
iluminado por el sol que reflejaba desde la superficie, al fondo habían estructuras
en ruinas, una ciudad antigua de pilares tan grandes que casi alcanzaban a aquella
Arabelle, siendo las únicas maravillas que podía detallar con
detenimiento. Ella observaba a una
figura oscura y humanoide que se encontraba a metros de distancia, pero cuya
voz se escuchaba claramente, como las voces de aquellas gigantescas criaturas
que nadaban sobre nosotros, ocultando por un momento la luz del sol; aquel ser
decía con seguridad, pero amenazante – ¡¿Qué haces en mi Atlantis?! – Arabelle
no le respondió de inmediato, pero yo sabía que era lo que pensaba. Tras largos
minutos de silenció su voz se escuchó en las aguas, en hondas que provenían de
su cuerpo, sin siquiera abrir la boca, era su mente - …Vengo a apropiarme del
Atlantis… al igual que a ti… - Los ojos de Arabelle brillaron de violeta, al
igual que el resto de su cuerpo, haciendo vibrar las aguas desde las
profundidades. La criatura se abalanzó hacia Arabelle en un parpadeo, apunto de
darle un letal zarpazo con sus grandes manos palmeadas con garras tan afiladas
como espadas. Su piel era dura como caparazón de tortuga, y se impulsaba con
una cola tan larga y flexible como látigo, por donde quiera que viera Arabelle
parecía estar en desventaja, pero después me di cuenta que ninguno de sus intentos
sirvieron en contra de Arabelle. De pronto, las imágenes se comenzaron a ver
borrosas mientras de los alrededores se aparecían manchones azulados enormes,
eran portales, listos para causar caos. Esa Arabelle era yo… pero parecía saber
mucho más de lo yo sabía y con muchísimo más poder, aprendía mientras ella se
movía y mientras pensaba; pero, a pesar de ser algo interesante… no entendía
que demonios estaba pasando.
La criatura flotaba inerte dejandose llevar por las suaves
corrientes marinas provocadas por Arabelle, todo había terminado rápidamente.
Ella extendió sus manos y de la nada un gigantesco portal apareció desde el
fondo tragando todo a su paso, cubriendo la ciudad submarina y a la criatura
que recién había ganado. A pesar de no saber que demonios pasaba, los
pensamientos de aquella Arabelle me informaban de sus planes. Por ahora esa
criatura sería su invocación, llevándole junto a su ciudad a una dimensión
desconocida, posiblemente al mar negro, el nombre otorgado a dicho ser, sería
Nerita, y ahora la ciudad cuyo nombre era Atlantis se encontraría alejada de
todo ser existente, siendo literalmente la ciudad perdida.
Arabelle orgullosa de su éxito, gobernó los mares durante
años creyéndose dueña de todo y asustando a los marineros que se aventuraban en
sus enormes embarcaciones en altar mar, creando
enormes portales con conexión al mar negro, liberando horripilantes
monstruos de enormes tentáculos y múltiples cabezas. Estaban iracundos por el
cambio drástico del ambiente, por lo que ella desapareció en un abrir y cerrar de ojos, dejando a las
criaturas hacer todo lo que les plazca, como destrozar las embarcaciones de los
marineros durante décadas. Luego de años de vagar por los mares, se ocultaron
en las profundidades, despareciendo de la vista de todo ser viviente. Mientras
tanto, su liberadora seguía por el mundo haciendo de las suyas a través de la
historia, ayudando a algunos y enloqueciendo a otros robándoles el juicio
lentamente. Ella se había convertido la pesadilla de cualquier ser viviente,
literalmente.
Como muchos, uno de los más desafortunados de encontrarse
indirectamente con ella fue el gobernante del territorio nativo de Arabelle, llamado
Alemania en el año de 1933. Arabelle permaneció fuera de su vista todo el
tiempo, pero le acosaba siempre desde las profundidades de su mente y en sus pesadillas,
consumiendo lentamente los conocimientos del gobernante al igual que su cordura,
enloqueciéndole cada vez más hasta dejarle varado en un punto sin retorno. En
el año de 1945, el sujeto se volvió más inestable que antes, destrozado por la
derrota ocasionada indirectamente por Arabelle al consumir su cordura y por
guiar indirectamente a sus enemigos. Finalmente ella se apareció ante él
atravesando un portal y tomándole del rostro, observándole directamente a los
ojos, con aquella extraña mirada violeta. El hombre estaba aterrado e inmóvil
al verle a los ojos, como si le hubiese visto durante años en sus pesadillas –
No importa lo que hagas, siempre te observaré… - Le dijo Arabelle mientras con
aquellos ojos se introducía en la mente del hombre arrebatándole las últimas
esperanzas e ideas para salir de aquella situación en la que pasaba. Al
concluir ella se desapareció segundos después al asegurarse de haber dejado una
mente vacía y sin esperanzas. El hombre se suicidó horas después, junto a la
mujer que le admiraba, mientras Arabelle desde su portal admiraba la escena con
una sonrisa en los labios.
Me di cuenta que ojos controlaban a cualquiera que se
atreviese a verle fijamente, introduciéndose en las mentes para robar
información selecta, recuerdos y comunicarse sin abrir la boca con quién le
observe; solo bastó a que el hombre le viese una sola vez a los ojos, para
quedar gravada en su mente, eso era más que suficiente para estar en sus sueños.
Al parecer aquella criatura titánica del mar negro fue el responsable de
otorgarle semejante poder. En otras palabras… ella era yo, pero… ¿En el futuro?
O en realidad, era mi presente visto desde otro ángulo. Aunque intentase
comprenderlo no lo entendía, incluso aquella Arabelle que observaba, parecía
ignorar mi presencia, mientras nuestras mentes seguían conectadas ¿Qué demonios
me hizo aquella criatura?
Ella se alejó de la realidad tras pasear por el mundo sin
ser vista por otro ser humano, al darse cuenta que nadie obtenía lo que ambas
buscábamos, la forma de viajar al pasado; se esfumó de la realidad mortal, para
ingresar en otras realidades alternas conectadas al mundo, buscando más
conocimientos, pero como consecuencia, la soledad era cada vez más profunda.
Sentíamos lo mismo, pero con la diferencia que yo le observaba desde otra
expectativa y sin duda no podía evitar sentir tristeza por ella y por mí misma.
Innumerables años pasaron, mientras le seguía observando
desde una realidad diferente, aprendiendo mientras mataba y sufría, hasta que
llegó el día en que murió quemada en manos de unos exterminadores de apariencia
humana. Fue entonces que comprendí algo que nunca hubiese entendido. Al ver mi
cadáver desde las alturas y observar como una extraña figura femenina se aproximaba
tomando dos enormes formas gaseosas y coloridas del interior, una poseía mi
esencia, mientras que la otra era el poder que me otorgaron hace quizás mil
quinientos años – Te devolveré a la vida, a cambio del poder de Dubble-Darah,
el ser que desde siempre estuvo en ti… - La mujer que hablaba parecía una
sacerdotisa ciega, debido a sus inusuales ojos cerrados; aunque, pareciera que
sin usarlos ya sabía la ubicación de todo lo que le rodeaba – Despierta de
nuevo, Arabelle – Todo se cubrió en tinieblas nuevamente, escuchando una vez
más mi suave respiración introduciéndose en la nada.
Abrí los ojos finalmente de golpe, mi vista era temblorosa e
inestable, no enfocaba nada con precisión. Lo único que podía ver eran las nubes
negras acompañadas de un clima terrible. Sentía la brisa torrencial que me hizo
dar cuenta de mi ausencia de prendas de vestir y el sentir de las grandes gotas
de agua que no cesaban su eterno descenso. Sin moverme dirigí la mirada aun
borrosa hacia la luna llena que se encontraba frente a mí, comprendiendo finalmente
en donde me encontraba - El mar negro… - Pensé mientras cerraba de nuevo los
ojos con fuerza, la cabeza me dolía muchísimo, pero no eran por las voces… es
más, ni las escuchaba ahora. En su lugar solo encontraba una nueva cantidad de información,
de recuerdos y años de experiencia por los que nunca pasé… o quizás, si.
- Ah funcionado… - Musitó la voz monstruosa que había
escuchado cuando me introduje al mar negro, seguía dentro de mi cabeza.
- ¿Qué me has hecho? La cabeza no deja de latirme – Cerraba
los ojos intentando de eliminar aquel dolor de cabeza incansable que aun
persistía con más fuerza aún.
- Te he enseñado todo lo que sé de ti, todo lo que fuiste,
eres y serás –Respondió él – Todo lo que has visto fue tu futuro y tu presente,
lo que hiciste, pero nunca recordarás como acciones propias, porque yo te hice
descansar.
- No entiendo, y mucho menos tus motivos… - Le respondí con
tranquilidad, mientras el dolor se agudizaba más aun, su voz lo empeoraba todo
– Recuerdo algo de lo que vi, pero no entiendo ¡Te exijo una explicación!
- Todo ser tiene un destino, la mitad lo forja la persona,
la otra mitad la hace el resto del mundo. Lo que has visto fue el resultado de
tu decisión, tú seguiste el camino que deseaste debido a tu ambición, pero tu
consciencia se dividió en dos, al pasar por el portal universal… mis ojos.
Fuiste parte de mí, y viste lo que yo veo… todo lo que se conecte con este
mundo y contigo – Iba a preguntarle algo, pero se adelantó sin siquiera dejarme
formular el inicio de la pregunta – Si… has muerto de verdad, y tu alma se ha
dividido en cuatro fragmentos. El primero representa tu yo actual, lo que
siempre fuiste y serás. El segundo está conmigo, me perteneces… y yo a ti. El
tercero representa tu locura y malos sentimientos, esos se los quedó la mujer
que viste antes de morir, como una recompensa por darte la vida… - Me pregunté
para qué querría un alma llena de malos sentimientos… pero ya no valía la pena
preguntar, ya me encontraba en una situación bastante complicada como para
entenderla así de simple - Y el último fragmento es Dubble-Darah, el ser amorfo
que se apoderó de tu vida a los catorce años y que posee la habilidad de
moldear su cuerpo a gusto, era lo que te daba esa capacidad de modificarte. Aún
sigue dentro de ti, pero no te controla y puedes librarte de su incomoda
presencia cuando gustes… pero te recuerdo que una vez que se separen, no
poseerás las habilidades que una vez fueron tuyas. Ese fue el precio acordado
por otorgarte el don de la sabiduría… - Sentía que debía enojarme, pero en ese
momento en mi ser existía una completa e inquietante indiferencia, estaba
segura que me hubiese enojado mucho si hubiese sido la misma de siempre.
- ¿El don de la sabiduría? Ya poseía muchos conocimientos
antes de llegar a ti.
- Te equivocas, eso que poseías no era sabiduría, eran
caprichos tuyos, deseos de poder e impulsividad. Al separarte de Dubble-Darah y
de esos sentimientos, te has vuelto un ser más estable, y para compensar los
conocimientos que ya dejaron de ser parte de ti, te he transferido mis
conocimientos a través de la conexión que existe ahora entre tú y yo, por eso
te duele la cabeza... – Poco a poco me incorporé, tambaleándome un poco intentando
de recobrar el equilibrio. Me di cuenta que me encontraba sobre una roca plana,
en el medio de la nada, en un enorme e interminable mar. Me aproximé torpemente
al agua para encontrarme con mi nuevo yo en el reflejo. Mi cabello era largo,
ondulado y negro, pero lo que más me impactó fue ver mis ojos, de un violeta
oscuro – Tómate el tiempo que necesites para analizar tu nuevo cuerpo y
conocimientos, pero recuerda que ya tus años serán como los de cualquier
mortal, aprovéchalos.
- ¿Cómo salgo de aquí? – Le pregunté tras transcurrir largos
minutos, sin saber a donde ir.
- De la misma forma en la que entraste hace aproximadamente
mil años… recuérdalo.
Analicé mi situación, recordando lo que mi antiguo yo
realizó para entrar a éste lugar, ingeniándose una forma de crear un portal de
invocación improvisada; sólo tenía que realizar otro, cosa que no veía tan
difícil, incluso pude formar uno al realizar un circulo con mis dedos al unir
las manos. Era increíble lo poderosa que me sentía, quizás si haya valido la
pena todo el esfuerzo y mi muerte… pero ahora, no cometería el mismo error.
Agrandé el portal con solo alejar mis manos
y me introduje en el, llegando inmediatamente a la actualidad en que
debería de vivir… después de robar un poco de ropa con solo sacar mi mano del portal,
al recolectar lo necesario me di cuenta que había recolectado extrañas prendas
de colores extraños y de texturas finas, sin duda… muchos años habían pasado.
Al estar lista, salí a la actualidad, encontrándome con enormes estructuras de
concreto, objetos móviles hechos de metal usados como vehículos y enormes
pantallas con imágenes que aparecían de la nada, recordándome aquellas imágenes
antes de contemplar mi muerte.
- Ahora… tengo que buscar la forma de viajar en el tiempo, antes
que mi vida termine – Musité, indiferente e incapaz de sentir miedo por lo que
ocurriría ahora, mientras cruzaba las calles de concreto y observaba esos rascacielos
que ocultaban el sol – Sigo siendo la misma, pero ya no me controlas, Arabelle.
- Soy superior a lo que una vez llegué a ser, de eso estaba más que segura.