miércoles, 10 de octubre de 2012

The Moon - Parte 4




¡Buenas, queridos lectores míos y de otros! Tras unos días de amargura por el apocalipsis zombi (elecciones) he vuelto para entretenerles un poco más. Cada vez más cerca del final The Moon va obteniendo cada vez más espacio en la mente y corazón de mis lectores, no hay mayor satisfacción para mí que saber que mis escritos hayan gustado tanto. 

Sin más que decir, les dejo el capítulo acompañado de una imagen que me regaló un lector muy amigo mio [Kitzune Yin], que realizó un modelo de la Arabelle que se encontrarán a lo largo del capítulo. Les recomiendo verlo cuando ya hayan concluido la lectura si no quedarán algo perdidos si lo ven antes de tiempo (aunque no posee Spoiler), para que puedan imaginarse el cambio sufrido por Adalgisa.  Lo dejaré [AQUI].



- Historia [4/5]
- Temática: Sobrenatural, Terror y suspenso.
- Titulo: The Moon

- Autor(a): Katsu Komori

- Link de Capítulos anteriores: [Capítulo 1] [Capítulo 2] [Capítulo 3
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Escuchaba mi respiración como una suave brisa en lo más profundo de un abismo. No parecía existir nada más que mis propios pensamientos que proyectaban imágenes reproducidas en una secuencia constante, mientras las voces de dichas escenas se escuchaban lejanas, como fragmentos de pensamientos que poco a poco se archivaban en mi memoria; ninguna voz que existiese en mi cabeza daba señal de vida… finalmente dominaba la paz en mi interior haciéndome sentir aliviada por completo. En esas imágenes me observaba con perfección en la perspectiva que desease, como si fuese omnipotente y a la vez la misma persona que observaba, con la diferencia que también escuchaba sus pensamientos, todos sus movimientos y decisiones eran los que yo haría al igual que sus palabras; sin duda, aquella chica que se movía entre esos extraños y diversos espacios de fantasía era yo. 

Las primeras imágenes pertenecían a un mundo submarino, muy iluminado por el sol que reflejaba desde la superficie, al fondo habían estructuras en ruinas, una ciudad antigua de pilares tan grandes que casi alcanzaban a aquella Arabelle, siendo las únicas maravillas que podía detallar con detenimiento.  Ella observaba a una figura oscura y humanoide que se encontraba a metros de distancia, pero cuya voz se escuchaba claramente, como las voces de aquellas gigantescas criaturas que nadaban sobre nosotros, ocultando por un momento la luz del sol; aquel ser decía con seguridad, pero amenazante – ¡¿Qué haces en mi Atlantis?! – Arabelle no le respondió de inmediato, pero yo sabía que era lo que pensaba. Tras largos minutos de silenció su voz se escuchó en las aguas, en hondas que provenían de su cuerpo, sin siquiera abrir la boca, era su mente - …Vengo a apropiarme del Atlantis… al igual que a ti… - Los ojos de Arabelle brillaron de violeta, al igual que el resto de su cuerpo, haciendo vibrar las aguas desde las profundidades. La criatura se abalanzó hacia Arabelle en un parpadeo, apunto de darle un letal zarpazo con sus grandes manos palmeadas con garras tan afiladas como espadas. Su piel era dura como caparazón de tortuga, y se impulsaba con una cola tan larga y flexible como látigo, por donde quiera que viera Arabelle parecía estar en desventaja, pero después me di cuenta que ninguno de sus intentos sirvieron en contra de Arabelle. De pronto, las imágenes se comenzaron a ver borrosas mientras de los alrededores se aparecían manchones azulados enormes, eran portales, listos para causar caos. Esa Arabelle era yo… pero parecía saber mucho más de lo yo sabía y con muchísimo más poder, aprendía mientras ella se movía y mientras pensaba; pero, a pesar de ser algo interesante… no entendía que demonios estaba pasando.

La criatura flotaba inerte dejandose llevar por las suaves corrientes marinas provocadas por Arabelle, todo había terminado rápidamente. Ella extendió sus manos y de la nada un gigantesco portal apareció desde el fondo tragando todo a su paso, cubriendo la ciudad submarina y a la criatura que recién había ganado. A pesar de no saber que demonios pasaba, los pensamientos de aquella Arabelle me informaban de sus planes. Por ahora esa criatura sería su invocación, llevándole junto a su ciudad a una dimensión desconocida, posiblemente al mar negro, el nombre otorgado a dicho ser, sería Nerita, y ahora la ciudad cuyo nombre era Atlantis se encontraría alejada de todo ser existente, siendo literalmente la ciudad perdida.

Arabelle orgullosa de su éxito, gobernó los mares durante años creyéndose dueña de todo y asustando a los marineros que se aventuraban en sus enormes embarcaciones en altar mar, creando  enormes portales con conexión al mar negro, liberando horripilantes monstruos de enormes tentáculos y múltiples cabezas. Estaban iracundos por el cambio drástico del ambiente, por lo que ella desapareció  en un abrir y cerrar de ojos, dejando a las criaturas hacer todo lo que les plazca, como destrozar las embarcaciones de los marineros durante décadas. Luego de años de vagar por los mares, se ocultaron en las profundidades, despareciendo de la vista de todo ser viviente. Mientras tanto, su liberadora seguía por el mundo haciendo de las suyas a través de la historia, ayudando a algunos y enloqueciendo a otros robándoles el juicio lentamente. Ella se había convertido la pesadilla de cualquier ser viviente, literalmente.

Como muchos, uno de los más desafortunados de encontrarse indirectamente con ella fue el gobernante del territorio nativo de Arabelle, llamado Alemania en el año de 1933. Arabelle permaneció fuera de su vista todo el tiempo, pero le acosaba siempre desde las profundidades de su mente y en sus pesadillas, consumiendo lentamente los conocimientos del gobernante al igual que su cordura, enloqueciéndole cada vez más hasta dejarle varado en un punto sin retorno. En el año de 1945, el sujeto se volvió más inestable que antes, destrozado por la derrota ocasionada indirectamente por Arabelle al consumir su cordura y por guiar indirectamente a sus enemigos. Finalmente ella se apareció ante él atravesando un portal y tomándole del rostro, observándole directamente a los ojos, con aquella extraña mirada violeta. El hombre estaba aterrado e inmóvil al verle a los ojos, como si le hubiese visto durante años en sus pesadillas – No importa lo que hagas, siempre te observaré… - Le dijo Arabelle mientras con aquellos ojos se introducía en la mente del hombre arrebatándole las últimas esperanzas e ideas para salir de aquella situación en la que pasaba. Al concluir ella se desapareció segundos después al asegurarse de haber dejado una mente vacía y sin esperanzas. El hombre se suicidó horas después, junto a la mujer que le admiraba, mientras Arabelle desde su portal admiraba la escena con una sonrisa en los labios.

Me di cuenta que ojos controlaban a cualquiera que se atreviese a verle fijamente, introduciéndose en las mentes para robar información selecta, recuerdos y comunicarse sin abrir la boca con quién le observe; solo bastó a que el hombre le viese una sola vez a los ojos, para quedar gravada en su mente, eso era más que suficiente para estar en sus sueños. Al parecer aquella criatura titánica del mar negro fue el responsable de otorgarle semejante poder. En otras palabras… ella era yo, pero… ¿En el futuro? O en realidad, era mi presente visto desde otro ángulo. Aunque intentase comprenderlo no lo entendía, incluso aquella Arabelle que observaba, parecía ignorar mi presencia, mientras nuestras mentes seguían conectadas ¿Qué demonios me hizo aquella criatura?

Ella se alejó de la realidad tras pasear por el mundo sin ser vista por otro ser humano, al darse cuenta que nadie obtenía lo que ambas buscábamos, la forma de viajar al pasado; se esfumó de la realidad mortal, para ingresar en otras realidades alternas conectadas al mundo, buscando más conocimientos, pero como consecuencia, la soledad era cada vez más profunda. Sentíamos lo mismo, pero con la diferencia que yo le observaba desde otra expectativa y sin duda no podía evitar sentir tristeza por ella y por mí misma.

Innumerables años pasaron, mientras le seguía observando desde una realidad diferente, aprendiendo mientras mataba y sufría, hasta que llegó el día en que murió quemada en manos de unos exterminadores de apariencia humana. Fue entonces que comprendí algo que nunca hubiese entendido. Al ver mi cadáver desde las alturas y observar como una extraña figura femenina se aproximaba tomando dos enormes formas gaseosas y coloridas del interior, una poseía mi esencia, mientras que la otra era el poder que me otorgaron hace quizás mil quinientos años – Te devolveré a la vida, a cambio del poder de Dubble-Darah, el ser que desde siempre estuvo en ti… - La mujer que hablaba parecía una sacerdotisa ciega, debido a sus inusuales ojos cerrados; aunque, pareciera que sin usarlos ya sabía la ubicación de todo lo que le rodeaba – Despierta de nuevo, Arabelle – Todo se cubrió en tinieblas nuevamente, escuchando una vez más mi suave respiración introduciéndose en la nada.

Abrí los ojos finalmente de golpe, mi vista era temblorosa e inestable, no enfocaba nada con precisión. Lo único que podía ver eran las nubes negras acompañadas de un clima terrible. Sentía la brisa torrencial que me hizo dar cuenta de mi ausencia de prendas de vestir y el sentir de las grandes gotas de agua que no cesaban su eterno descenso. Sin moverme dirigí la mirada aun borrosa hacia la luna llena que se encontraba frente a mí, comprendiendo finalmente en donde me encontraba - El mar negro… - Pensé mientras cerraba de nuevo los ojos con fuerza, la cabeza me dolía muchísimo, pero no eran por las voces… es más, ni las escuchaba ahora. En su lugar solo encontraba una nueva cantidad de información, de recuerdos y años de experiencia por los que nunca pasé… o quizás, si.

- Ah funcionado… - Musitó la voz monstruosa que había escuchado cuando me introduje al mar negro, seguía dentro de mi cabeza.

- ¿Qué me has hecho? La cabeza no deja de latirme – Cerraba los ojos intentando de eliminar aquel dolor de cabeza incansable que aun persistía con más fuerza aún.

- Te he enseñado todo lo que sé de ti, todo lo que fuiste, eres y serás –Respondió él – Todo lo que has visto fue tu futuro y tu presente, lo que hiciste, pero nunca recordarás como acciones propias, porque yo te hice descansar.

- No entiendo, y mucho menos tus motivos… - Le respondí con tranquilidad, mientras el dolor se agudizaba más aun, su voz lo empeoraba todo – Recuerdo algo de lo que vi, pero no entiendo ¡Te exijo una explicación!

- Todo ser tiene un destino, la mitad lo forja la persona, la otra mitad la hace el resto del mundo. Lo que has visto fue el resultado de tu decisión, tú seguiste el camino que deseaste debido a tu ambición, pero tu consciencia se dividió en dos, al pasar por el portal universal… mis ojos. Fuiste parte de mí, y viste lo que yo veo… todo lo que se conecte con este mundo y contigo – Iba a preguntarle algo, pero se adelantó sin siquiera dejarme formular el inicio de la pregunta – Si… has muerto de verdad, y tu alma se ha dividido en cuatro fragmentos. El primero representa tu yo actual, lo que siempre fuiste y serás. El segundo está conmigo, me perteneces… y yo a ti. El tercero representa tu locura y malos sentimientos, esos se los quedó la mujer que viste antes de morir, como una recompensa por darte la vida… - Me pregunté para qué querría un alma llena de malos sentimientos… pero ya no valía la pena preguntar, ya me encontraba en una situación bastante complicada como para entenderla así de simple - Y el último fragmento es Dubble-Darah, el ser amorfo que se apoderó de tu vida a los catorce años y que posee la habilidad de moldear su cuerpo a gusto, era lo que te daba esa capacidad de modificarte. Aún sigue dentro de ti, pero no te controla y puedes librarte de su incomoda presencia cuando gustes… pero te recuerdo que una vez que se separen, no poseerás las habilidades que una vez fueron tuyas. Ese fue el precio acordado por otorgarte el don de la sabiduría… - Sentía que debía enojarme, pero en ese momento en mi ser existía una completa e inquietante indiferencia, estaba segura que me hubiese enojado mucho si hubiese sido la misma de siempre.

- ¿El don de la sabiduría? Ya poseía muchos conocimientos antes de llegar a ti.

- Te equivocas, eso que poseías no era sabiduría, eran caprichos tuyos, deseos de poder e impulsividad. Al separarte de Dubble-Darah y de esos sentimientos, te has vuelto un ser más estable, y para compensar los conocimientos que ya dejaron de ser parte de ti, te he transferido mis conocimientos a través de la conexión que existe ahora entre tú y yo, por eso te duele la cabeza... – Poco a poco me incorporé, tambaleándome un poco intentando de recobrar el equilibrio. Me di cuenta que me encontraba sobre una roca plana, en el medio de la nada, en un enorme e interminable mar. Me aproximé torpemente al agua para encontrarme con mi nuevo yo en el reflejo. Mi cabello era largo, ondulado y negro, pero lo que más me impactó fue ver mis ojos, de un violeta oscuro – Tómate el tiempo que necesites para analizar tu nuevo cuerpo y conocimientos, pero recuerda que ya tus años serán como los de cualquier mortal, aprovéchalos.

- ¿Cómo salgo de aquí? – Le pregunté tras transcurrir largos minutos, sin saber a donde ir.

- De la misma forma en la que entraste hace aproximadamente mil años… recuérdalo.

Analicé mi situación, recordando lo que mi antiguo yo realizó para entrar a éste lugar, ingeniándose una forma de crear un portal de invocación improvisada; sólo tenía que realizar otro, cosa que no veía tan difícil, incluso pude formar uno al realizar un circulo con mis dedos al unir las manos. Era increíble lo poderosa que me sentía, quizás si haya valido la pena todo el esfuerzo y mi muerte… pero ahora, no cometería el mismo error. Agrandé el portal con solo alejar mis manos  y me introduje en el, llegando inmediatamente a la actualidad en que debería de vivir… después de robar un poco de ropa con solo sacar mi mano del portal, al recolectar lo necesario me di cuenta que había recolectado extrañas prendas de colores extraños y de texturas finas, sin duda… muchos años habían pasado. Al estar lista, salí a la actualidad, encontrándome con enormes estructuras de concreto, objetos móviles hechos de metal usados como vehículos y enormes pantallas con imágenes que aparecían de la nada, recordándome aquellas imágenes antes de contemplar mi muerte.

- Ahora… tengo que buscar la forma de viajar en el tiempo, antes que mi vida termine – Musité, indiferente e incapaz de sentir miedo por lo que ocurriría ahora, mientras cruzaba las calles de concreto y observaba esos rascacielos que ocultaban el sol – Sigo siendo la misma, pero ya no me controlas, Arabelle. - Soy superior a lo que una vez llegué a ser, de eso estaba más que segura.