viernes, 13 de noviembre de 2015

La promesa del ocaso

        Aaah, el ocaso menguante. Qué nostalgia causa al recordarte junto a la luz del horizonte que apenas llega hasta mi, que apenas calienta mi cuerpo y enfría mi alma; tal como tú. Siempre estás allí al observar mis diarios, aquellos que se llenaron con tu nombre alguna vez, y que ahora descansan bajo el manto polvoriento del pasado; aquellas risas sepultadas que aún resuenan tanto en mente como en corazón. Aquél eco lejano que pareciese escucharse con más fuerza en la distancia con el presente, tal como tú. Me pregunto entre susurros si alguna vez recordaste realmente mi nombre, o si mi existir se recubrió del insípido sabor de tus palabras, aquellas que siempre escuché y me ensordecían en la palpitante habitación, esa que una vez fue tuya, pero que nunca pareciste contemplar. ¿Acaso, no eres capaz de escucharlas? Sí, esas, tus propias palabras que relataban las desgracias inherentes a tu existir; el monstruo que encerrabas bajo llave mientras llorabas a solas, aquellas que yo observaba, pues siempre estuve allí. Si tan solo pudiese ofrecerte un poco del sabor que empapó tus labios, pues eran tuyos y no podías saborearlos; al igual que tampoco probaste del amargo sabor del agua que observé emerger de los claros más altos. Las gotas del desconsuelo que pasaron por mis labios; hasta que la lluvia te arrastró con ella. Me pregunto si aun así me recuerdas, o si de verdad me ves observando tus ojos. Me pregunto, si eres capaz de sentir ahora mi pequeño corazón, o si escuchas las voces de mi razón, esas voces que siempre hablaron de ti. Me pregunto, si te llevaste esa jaula vacía contigo, esa a la que alguna vez, con temor, llamaste corazón; pues tu monstruo ya no existe, fue devorado por las raíces que plantaste en mi pecho al morir la flor. Aaah, veo la noche llegar y consumir los últimos rayos del día, junto a los luceros que ya resplandecen en la profunda inmensidad, tal como los recuerdos, tal como tú. Sí, aún recuerdo, pero ya no te escucho. ¿Descansas ahora entre el desprecio, recuerdo mío? Ya serás parte de mis secretos, mientras observo cómo desvaneces entre mis torrentes de odio.

Prometo que te recordaré una vez más.

domingo, 4 de octubre de 2015

Voyereándote los Astros



Hola mis queridos seguidores, stalkers, curiosos y gente sudorosa que llega del gym por estas horas y que deja un húmedo corazón marcado en sus asientos. Bienvenidos una vez más a mis rincones más recónditos inimagina-… no, un momento, no. Esos son otros. En fin pasen, pasen. No pierdan tiempo que la función comienza ya.

¡Hoy tenemos un invitado especial! Nos acompañará en esta entrada y de seguro nos entretendrá y fascinará con sus conocimientos.  Les presento a Kosmos SuperMercados, astrólogo, tarotista y médium que nos mos-

- Kosmos SM: A callar impura y greñuda criatura de aspecto demacrado, que hoy todo estará en mis manos. ¡Luz, música y empezamos!



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Desde hace tiempo les observo sin que se den cuenta, mientras grabo sus secretos y los disfruto entre cenas. Y ahora que el fin del mundo amenaza nuevamente, yo les guiaré por los senderos que ignoraron sus mentes. 

Con el programa de hoy el horóscopo que revelará sus pecados, sé que sus vidas presentarán diversos cambios. ¡Divinos sean los caminos del destino! ¡Divinos sean todos en los que en Kosmos han confiado!

Komori:  Emmm…
Kosmos SM: ¡Sssshh!


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Desde finales del año pasado los astros me han revelado sobre los sucesos que se avecinan durante el transcurso de este año, y no han cambiado los resultados desde las primeras visiones que me atormentaron a lo largo de meses, noches, tardes y más noches. Y no parece haber cambios a pesar que el destino es una telaraña de posibilidades que a veces van al mismo punto, o a la telaraña de otros. Así es la vida, así es el destino, como la telaraña más grande que tiene arañas que a su vez crean sus telarañas dentro de la misma, y cada araña la realiza siguiendo el diseño de sus astros. Estos a su vez, algunas veces influyen a que las arañas sigan el patrón que les corresponde, a pesar de ser completamente independientes del mismo. Todo lo que ha pasado en estos últimos tiempos tiene un motivo, y es algo que siempre he visto a lo largo de mi vida entre sueños y mensajes de otros mundos, y ahora solo queda advertirles en lo posible sobre lo que está frente a nosotros… - Emmm Kosmos - ¡Y QUE NADIE PARECE VER! ¡Y MUCHO MENOS PREOCUPARSE DE RESOLVER! Pues de  – Kosmos. – nosotros dependen el equil…  – ¡No me ignores! - … ¡LIBRIO DE TODO LO QUE NOS RODEA! ¡DE NUESTRO FUTURO! Así que prepárense, que el día de hoy les revelaré los secretos de sus vidas pasadas, presentes y futuras. Hoy cambia tu vida hermano y hermana de luz ¡HOY DE UNA BUENA VEZ CAMBIARÁ TODO! ¡VÁMONOS POR EL CAMINO QUE INDICAN NUESTROS ASTROS!

Todos nosotros al nacer fuimos asignados por un astro principal que nos acurrucó en sus características y secretos, en sus amplios mares que gobernarían el torrente sanguíneo de nuestros cuerpos, moviéndonos hacia nuestro éxito o fracaso. Y así es como el astro y sus respectivos elementos nos otorgarán oportunidades y características únicas que nos acompañarán hasta nuestros últimos respiros. ¿Cómo que los astros y sus hermanos? Se preguntarán. No se preocupen y lean con paciencia, que hoy soy yo quien trae respuestas.

Al momento en que nacimos los planetas tuvieron una alineación única y nos regalaron de su esplendor y capacidad para afrontar al mundo, pero también sus maldiciones. Sé que más de uno de ustedes se ha de preguntar: ¿por qué si hay 12 signos del zodíaco, dos individuos nacidos en ese mes o día no se parecen? Pues no se preocupe, que en esta entrada hablo yo.

- Komori: Sí, ya sabemos que hablarás tú…

¡DIJE QUE HABLO YO! No confundas al público tal y como acostumbras a hacer.
Como decía antes de esta vergonzosa interrupción. La repuesta a la interrogante es muy sencilla. Cada uno de nosotros le fue otorgado más de un signo. Sí, tu signo natal, el solar, no es más que una fachada de lo que en realidad eres tú, la punta del iceberg, y es por ello que los individuos no repiten todos los comportamientos, solo patrones apenas perceptibles por expertos y aficionados. Es por ello que estoy aquí, para ayudarles a entender sus mentes antes que la catástrofe ocurra. El final de nuestro mundo después del 23 de Septiembre de este mismo año. Sí, el que ya hemos pasado. Y así ser puros antes de que llegue el fin. Como yo.

- Komori: Pff… no me digas que crees en eso. No quiero mi blog se vuelva como esas mierdas conspiranóicas...

¡SILENCIO ILUMINATI! ¡SÉ DE TUS PLANES MONSTRUOSOS, Y ESTOY AQUÍ PARA IMPEDIRLOS! 

Ustedes, no hagan caso a sus palabras. El mundo se acabará y volveremos de donde salimos. Así que por ello les daré la clave a la salvación en palabras sinceras que captarán al momento de repasarlas en su mente, pues es la única forma de encontrar las respuestas a sus inquietudes y así afrontar sus demonios. Los signos que conforman nuestro nacimiento, vida  y final, se juntan siguiendo el patrón de la siguiente lista:


- Sol: Nuestro signo natal, el que depende del día y del mes. Es nuestra mente consciente.
- Luna: El comportamiento inconsciente de nuestras mentes. Reacciones, alma e instinto.
- Ascendente: Es la máscara que usamos. La apariencia física y mental, desenvolvimiento y aprendizaje.
- Medio Cielo: Consciencia del ego, nuestro esfuerzo, vida pasada y maduración ante los acontecimientos que nos da la vida.

Estos son los aspectos más importantes, luego se desglosan por los planetas.

- Mercurio: Aspecto intelectual.
- Venus: Amor, arte y disfrute de la vida.
- Marte: Energía, deseos y ambiciones.
- Júpiter: La moral, consciencia social y cultura.
- Saturno: Prohibiciones y el comportamiento ante ellas.
- Neptuno: Imaginación y aislamiento mental. Las dimensiones de tu mente.
- Plutón: Transformación personal.


Cada parte de esta “tabla” básica conforma tu comportamiento, y tiene una característica del signo que le fue concebido al momento de tu nacimiento. Es lo que hace que seas único a otros. Por ejemplo, Aries en Mercurio hace que una mente sea ágil, volátil, y sagaz; pero también torpe, brusca y mal hablada. O que un nativo en Aries aprenda del don de la paciencia por tener a Tauro de ascendente. Otro ejemplo más claro y cercano eres ¡TÚ! Illuminati de poca monta.

- Komori: … ¿Yo? ¿Qué?

Tú eres piscis de nacimiento. Y según la hora y lugar de nacimiento te convierten: Signo solar en Piscis, Ascendente en Libra, y signo lunar en Tauro. Libra ocasiona que aunque seas piscis y tu mente se disperse y seas una persona compleja de entender, posees un desenvolvimiento social. Un desenvolvimiento mayor al momento de expresar tus ideas de forma convincente. Sabes cómo hacer que la gente te ame y cómo mantenerlos contentos, sabes cómo moverte en medio del espectáculo. Y no solo eso, eres algo más que un reptil manipulador e illuminati. Al tener el signo Tauro en la luna, le da firmeza a esos signos tan inestables que tienes (Piscis y Libra) y te hace ser una persona testaruda, confiada y perseverante. Crees que siempre tienes la razón, crees que tú tienes la única verdad en el mundo. Y no solo eso ¡Hay más! Eres de esas personas posesivas, amantes del sexo, de los placeres y aun así tratas de ocultarlo a tu manera porque a pesar que lo expresas mucho, y todos los que te leen lo saben, te guardas lo mejor para ti y para quienes se acercan demasiado. La sensualidad de venus tanto por Libra como de Tauro te hacen una persona magnética: las palabras dulces de Libra, el vigor de Tauro y el misterio de piscis. Por eso eres de esas personas que seducen con el don de la palabra. ¡¿CÓMO TE HA QUEDADO EL OJO?! ¡AHORA, TOOOOODOS LO SABRÁN! Y todavía faltan tus otros signos en el resto de los planetas que revelarían todo de tu carácter, de tu persona, virtudes y debilidades, todo de lo que te hace ser como eres.

- Komori: ¿Estás aquí para hablar de lo que crees de mí, e intentar sacar los pañitos al sol, como cualquier paparazi? ¿O estás para hablar con la gente? No cambies el tema… por cierto, ¿cómo sabes el día en que nací?

¡Ja! Ahí vas con tus respuestas evasivas. En fin. Ya con este conocimiento básico de astrología, les recomiendo averiguar los signos que se encuentran ocultos en su interior. Y así poder rebuscar más en sus propios yo’s. Pueden buscar respuestas consultando la “carta natal” que es la información con cada uno de los planetas y sus respectivos signos que se posaron en cada uno de ellos al momento del nacimiento. Sabiendo esto y después de encontrar las respuestas a sus preguntas más íntimas pasaré a dejarles la siguiente información, para luego hacerles un horóscopo. Sí así es. Olviden los horóscopos de los periódicos que solo sirven para distraer y pervertir sus mentes con ilusiones. Mentirles. Pero no se preocupen, que estoy aquí. Que yo, Kosmos, y solo yo, les puedo traer la verdad.


Signos elementales

- Elemento fuego: El vigor del fuego se encuentra en Aries, Leo y Sagitario, representantes dignos de la energía, la motivación, la hiperactividad, la pasión y el esfuerzo, pues siempre lucharán por todo lo que se propongan, sin importar si lo logran o fracasan en el intento.  Gracias a su gran fuerza llegan a ser muy explosivos, orgullosos y competitivos hasta el cansancio. Son reconocidos por ser violentos por naturaleza. De aquellos individuos tocados por el fuego muy pocos podrán conocer la paz, pues siempre estarán consumiéndose en sus propias llamas. Estos amantes de los actos pasionales (pues no tienen paciencia para resolver las cosas con calma) adoran el poder, pues saben cómo hacer que los demás les sigan y respeten. También son amantes de la sinceridad, quizás sea porque no saben mentir.

- Elemento Tierra: Con los pies sobre la tierra se encuentran Tauro, Virgo y Capricornio. Signos de la abundancia, la paciencia, el exceso, del disfrute y del emprendimiento, pues de con sus propias manos saben cómo hacer fluir el dinero. Dogmáticos y rutinarios por naturaleza, capaces de seguir las reglas al pie de la letra o sus propios ideales. Pero entre tanta rigidez se encuentra oculta la terquedad absoluta, la incomprensión, la desconfianza y a veces la frialdad. Tienden a perderse en lo que ellos mismos han creado, llegando a ser incapaces de ver otras posibilidades o de encontrar la felicidad en el peor de los casos, porque a veces son de esos que quieren algo pero cuando lo consiguen no saben si querían de verdad o no. Aman la estabilidad por sobre todas las cosas, tanto amorosa como económicamente, por ello llegan a ser los que tienen mayor control de sus sentimientos.

- Elemento Aire: Indomables y rebeldes como el viento, Géminis, Libra y Acuario se llevan el puesto, pues de ellos es el elemento que abre los caminos al cambio. Comunicativos, agradables, sociales, expertos en el arte del habla, la escritura e investigación, con una facilidad innata para aprender nuevos idiomas o de tener facilidad por crear lo que deseen. Son curiosos y con una sed de conocimiento que será imposible de llenar. Algunos suelen ser muy inconstantes, insolentes, otros indecisos y algunos muy fríos e insensibles. Son manipuladores por naturaleza y algo mentirosos al saber de inmediato cómo actuar en los diferentes eventos que pueda mostrarles la vida, pues ellos abren y cierran caminos. Saben lo que quieren y cómo lo quieren, porque así es el viento, el que a veces es fresco y otras veces gélido, pero que siempre traerá consigo lo que sea que esté en su corriente. Son oportunistas y esperan el momento adecuado para todo.

- Elemento Agua: Abundantes y refrescantes como el agua, pero tan misteriosos como el fondo de océano, Cáncer, Escorpio y Piscis son los dueños de este elemento. Sensibles a los sentimientos ajenos y a los suyos, pensativos, perceptivos y apasionados a su manera. La mayoría llegan ser tímidos y callados por naturaleza, o muy sociables, pero siempre existirán en ellos diversas tormentas sentimentales. Suelen ser serenos y pacientes guiados por sus propias corrientes, pero si alguien intenta alterar sus mareas la tormenta surgirá y tragará todo a su paso. Su violencia e ira llega a ser más intensa e hiriente que su contraparte, el fuego ¿por qué? El fuego es sincero y parece peligroso, si te acercas te quemarás, pero el mar parece hermoso pero es silencioso y traicionero, si te confías te consumirá. También es curioso decir que son todo lo contrario a los signos de aire, ellos tienden a ser más mentirosos que manipuladores. Y al contrario de los signos de tierra, son inestables. Este elemento tiene una gran facilidad para saber aquellos secretos que aún no les son revelados, pues sus signos poseen una intuición y percepción superior a las de otros signos.


- Lista de signos y sus secretos - 

Aries: Comencemos contigo carnero o corderito, que eres el más impaciente de todos los que están por venir, o es que llegaste primero por tu impulsividad. Todos sabemos que eres la representación de la fuerza y el liderazgo, pues de ti surge la motivación e iniciativa, pero también la violencia. Muchas veces puedes ser un héroe, pero también el chihuahua que ladra primero que todos para luego ser el primero en correr, pues si las cosas no funcionan eres el primero en tirar la toalla. Sí, para tu competitividad ser primero siempre es bueno, pero ya ves que no siempre lo es. Tu pasión es contagiosa, al igual que tus ganas por luchar por lo que quieres (o lo que crees querer), pero asegúrate de pensar antes de mover cielo y tierra, pues quizás no es realmente lo que querías hacer en realidad, o quizás olvidaste lo que querías cuando ibas a mitad del camino, pues tu mala memoria no tiene límites. Pero qué más da, ya está hecho.

Tauro: El gran toro que muchos llegan a respetar e incluso a temer. Virtuoso por sus dones sensoriales y su paciencia que puede durar décadas. Eres uno de los representantes más simbólicos de los elementos tierra, pero es uno de los más vulnerables oculto bajo sus capas de silencio y reserva. Sueles ser siempre quiere tener todo bajo control (o aparentarlo) y lucha para obtener la estabilidad que deseas en tu vida, ya que no eres de los que se arriesgan para obtener algo, ni dan el todo por el todo sin tener el camino preparado. Una gran muestra de paciencia y seguridad en sí mismos, pero de una desconfianza y fragilidad con el entorno. Así es, si existe algo que te pueda poner en aprietos es encontrar en un entorno desconocido donde nada le sea familiar. Te encontrarás perdido por largo tiempo; por gracias a tu habilidad aprenderás a base de errores y drenarás el estrés en lo que mejor saben hacer: producir, disfrutar de la vida o tener largas horas de sexo. Si eres ese torito piénsalo: tanta rigidez y testarudez puede volverse un impedimento para aprender de experiencias nuevas, y eso podría causar que tus peores miedos se cumplan tarde o temprano.

Géminis: Eres una de las gemelas fantásticas, o las dos. Eres tan cambiante de emociones como de tu propio interior. No eres constantes la mayor parte del tiempo, lo que te hace ser muy similar a un carnero de fuego (Aries) pero el elemento de aire te dará algo que el carnero no posee: palabras selectas para cada situación, y un conocimiento bastante avanzado del trato social, pues las gemelas son manipuladoras (sí, las dos) y a veces deshonestas, pero eso sí, una es más mentirosa que la otra. Trata de identificarla para saber qué hacer con ella. A veces tienes tendencia a divertirte como nunca, otras a pensar las cosas más de una vez, preguntándote todo lo que hace unas horas decidiste ignorar. Algunos de tus defectos más simbólicos son: Eres excelente para hablar, no para escuchar. Aunque pienses mucho tiendes a tomar las peores decisiones a lo largo de su vida, las cuales tarde o temprano te terminarás arrepintiendo. Deberías tener un poco de paciencia con tus gemelas.

Cáncer: Los lunáticos cangrejos son los primeros del signo agua que se presentan en el zodiaco. Eres de esas personas que tienen un mar de sentimientos y que se dejan llevar por ellos sin darse cuenta. Al principio no eres nada disimulado, tu rostro refleja parte de los sentimientos que experimentas, todas las sensaciones; pero con el tiempo quizás hallas aprendido a aparentar (solo un poco). Aunque tienes algo a tu favor: aunque todo en tu vida se vuelva un caos no eres de decir qué es lo que ocurre. ¿Qué irónico no? Tiendes a ser malhumorado o tímido, a veces feliz y sociable, pero son solo sentimientos fugaces que cambiarán en parpadeos a los largo del día. Te gusta escuchar y ayudar a la gente que confían sus secretos contigo, pero muy difícilmente devolverás la misma confianza de la misma manera, aunque mientas diciendo que así lo harás. Eres celoso, muy rencoroso (como todos los del elemento agua) y tu memoria es de las mejores del zodiaco, ya que las experiencias, tanto buenas como las malas, quedan grabadas en tus sensaciones; así que posiblemente si llegas a vivir algo similar (sin haber tenido ese recuerdo en mente en el momento) recordarás al instante las cosas del pasado que tuviesen relación con el presente. Sueles ser tranquilo, pero muy celosos con sus amistades, familiares y gente que aprecias; eres de proteger hasta con tu vida de ser necesario a aquellos que amas, no eres un cobarde como suelen pensar de ti. Y pobre de aquel que se le ocurra hacerle algo a tu grupo íntimo, pues descubrirá el lado más oscuro de Cáncer, tu venganza.

Leo: El rey del zodiaco, o así te autoproclamaste cuando recién entraste al grupo de estrellas. Volátiles, feroces e irónicamente tranquilos, pues pretenden mantener siempre su imagen, lo que más les importa, ligado con su orgullo. No te rebajarás a alguien que creas inferior, o de tu mismo nivel, siempre aspirarás a enfrentarte a alguien superior a ti, pero claro no es algo que seas capaz de aceptar, todo el mundo te besará los pies, aunque solo tú te lo creas y ahí los veas; oye de seguro has de sufrir muchas alucinaciones gracias a eso. Quizás te atraigan los metales preciosos, joyas, y en caso de no tener y vivir en un lugar bastante pobre, por desgracia para ti, siempre asumirás que tienes dinero o que posees lo necesario y más. Por lo anterior es seguro que tengas imitaciones de oro, plata u objetos que obtengan mucho brillo con la más mínima luz. Resaltas en todos lados, eres el líder o así te lo crees. Aunque hay que admitir que cuando hay algo que sepas hacer muy bien, nadie o muy pocos serán capaces de superarte. Pero oye, relaja el busto que quizás por estar pendiente de tu reflejo no has visto otras cosas que sean de vital importancia. Aun así, eres fuerte y cuando quieres lograr algo lo logras, aunque tengas que preguntar mucho a cercanos para saber si lo que haces es bien visto o no. Dejas las inseguridades gran gatito, que cuando haces algo que te encanta se nota y la gente lo apreciará.

Virgo: Los extremistas del zodiaco y la ambigüedad más pura. Virgo, un signo misterioso que parece sencillo y no lo es. Todos conocemos a un Virgo, alguien que destaca en perfeccionismo en lo que le gusta hacer, algunos criticones, otros fiesteros y sensuales, o un vago que solo mueve el culo a 140 Km/h para lo que quiere. Virgo es un signo que despide muchos sentimientos encontrados y que ante tanta seguridad se llegan a ahogar en su propio vaso de agua, recuérdalo. En otras palabras: eres de esos signos sinceros que cuentan muchas cosas, corrigen y a la vez critican lo que crees que otros están haciendo mal. Sueles ser de gran apoyo para la gente, te gusta atender a los demás; pero eres de esos que a toda costa tratan de ocultar sus deseos, sensaciones, pensamientos e incluso atormentarse a sí mismos por los gustos que pueden considerar “fuera de lugar”, por lo que es posible que puedas estar en aprietos y a enfrascarte en tus propias apariencias, aunque por dentro se estés muriendo de ganas por algo. Por eso y por tu mente ajetreada por tantos pensamientos, siempre te ves con aire de preocupación; aunque muchos virgos logran superar esto y ser muy abiertos, quizás sea uno de ellos, pero igual te sueles ahogar en tu propio vasito que hace un rato acababas de llenar. Eres bastante rencoroso y soberbio en su más puro estilo, no ves tus errores casi nunca, pero también eres de esos que tienden a dejar de lado la venganza por tu propio bien, al menos que sea algo muy necesario para ti, aunque luego te lleves un mal trago ya que sabes cómo dañar al otro, tienes un buen ojo, por ser tan meticuloso y contando con tu habilidad para causar sorpresa en los demás, todo eso puede ser usado para el mal ajeno, y sabes de antemano lo bien que sabrá esa venganza. Pero irónicamente la venganza y los malos sentimientos no es algo que te produzca una verdadera satisfacción, es una pérdida de tiempo y energía que prefieres usar para plantear la solución a problemas mayores que te atormentan.

Libra: Mi querido libra, tú eres el más fácil de todos pero el más complejo. Quizás pocos puedan entender el porqué, pero tú tras apenas leer sé que lo puedes captar a la primera. Muchos toman el signo de libra como una persona inmadura, indecisa, con miedo a tomar las decisiones de la vida y sí, quizás lo seas en cierto modo, la vida no es algo para tomarse las decisiones a la ligera. Tú lo sabes, yo lo sé. A diferencia de Géminis tú piensas en el momento indicado, tanto lo bueno como lo malo de cada decisión, las ramificaciones de cada sendero que te muestra la vida, pues sabes que cada una puede cambiar para bien o para mal tu futuro, por ello a veces las evades todo lo posible, y por ello sueles temer al cambio, no por lo que pasa al momento, sino por lo que pueda pasar mañana. También en cuanto a las opiniones eres igual de complicado. Piensas que si algo es bueno debe de tener un motivo, pero si algo es malo también lo debe de tener, por lo tanto no todo suele ser bueno o malo tal como lo describirían muchos, todo depende del punto en donde se vea, las vivencias y tu lado en la balanza. Del equilibrio. Tú lo sabes, yo lo sé. ¿Pero sabes? Deberías de evitar de evadir tantas cosas que te puedan agobiar. Decisiones, decisiones y más decisiones, muchas de ellas, pero si no las tomas nadie más lo hará y tu oportunidad de hacer algo por ti mismo o por otro se desvanecerá para siempre. A veces deberías de madurar un poco ese aspecto que evadir no siempre será la respuesta a los problemas. Te gusta mantener a la gente contenta, en un estado equilibrado, tal como te gusta, pues evitas los problemas, no puedes hacer feliz a todos, pero lo intentas de la mejor forma. Dicen que eres amante de las leyes y los reglamentos, pero es una vil mentira. Eres un rebelde de corazón y las amarás siempre y cuando tengan algo que pueda favorecerte, de lo contrario harás como si las cumplieras, pero cuando nadie te mira las romperás de la forma más olímpica posible. Eres magnético, atractivo de personalidad y sabes cómo obtener lo que deseas. Tú lo sabes, yo lo sé.

Escorpio: El de las pinzas pequeñas pero afiladas y el aguijón más venenoso. Escorpio es sin dudas el signo con peor fama de todo el listado del zodiaco, y no es para menos, pero no significa que sean realmente tan viles como dan a parecer. Tú, Escorpio, como los demás signos de agua, posees sensaciones superiores al resto de los elementos. Sabes cuándo las cosas son ciertas y cuando son falsas, sientes el amor pero hueles el miedo, reconoces tus intensiones, y como piscis, sabes qué es lo que buscan de ellos de ti y qué te puede herir más (y viceversa). Eso es lo que siempre resaltas y adviertes, pero todos los dolidos que se han llevado parte de tus venganzas (o los que aún hablan) siguen acentuando tu mala fama, pero no son más que palabras que van con una parte de la verdad y otra adulterando y acentuando los defectos o virtudes que podría tener cualquiera. Tú tienes un signo inofensivo, como cualquier otro, solo debes saber cómo tratarlo y qué explotar de él, y es algo que intentas que otros aprendan: si son fieles contigo, tú lo serás con ellos. Te hacen un favor y se lo agradecerás de por vida. Te defienden y lo harás por ellos cuando llegue el momento. No eres traicionero ni mentiroso, al menos no siempre como lo puede ser Piscis, ni tampoco vives en un círculo vicioso de comportamientos cambiantes, como Cáncer; pero eres de esos signos seductores y puedes ser bastante manipulador para obtener lo que deseas. De los signos de agua eres de los más estables, pero tal como tus hermanos (Piscis y Cáncer) puedes perdonar mas no olvidar, nunca, eres rencoroso y de ser necesarios vengativo. Aun así puedes ser los más vulnerables de los signos de agua si no sabes canalizar bien su veneno. No sabes cuántos escorpiones he visto morir por su propio aguijón.

Sagitario: Y llega el turno de la pureza en su máximo esplendor, Sagitario. ¿Por qué pureza? Por sus sentimientos, por supuesto. Los Sagitario se caracterizan por tener la mente llena de ideas y aun así ser ágiles, hiperactivos y a veces morbosos en sus momentos; y aun así tener energías para pensar y hacer más cosas. Eres de esos a los que les cuelan ideas que no tienen nada que ver con la ocasión, y quizás sin querer las termines diciendo en medio de una conversación que, repito, no tiene nada que ver con el comentario. Como esas típicas que se habla de té y terminan hablando de lo que hicieron anoche, de esas conversaciones eres el protagonista. Eres honesto, honrado, fiel a lo que crees correcto, protector y gracioso, pero también explosivo, violento y tiendes a decir cosas inoportunas metiendo la pata hasta el fondo sin darte cuenta, pues su lengua es igual de hiperactiva que su mente. Por todo lo anterior y más es importante destacar que es muy difícil que puedas decir una buena mentira, eres pésimo en el arte del disimulo y todos los Sagitario lo saben muy bien, por ello algunos intentan de entrenar su mente y lengua para fortalecer sus fallas (porque son luchadores de nacimiento), pero cuando hay confianza se les suelen olvidar lo que tanto han intentado aprender; aun así no te preocupes, tienes buen ojo para detectar una mentira. Qué irónico. Eres muy inquieto, no puedes estar sin hacer nada, te estresa la quietud, la soledad y los espacios cerrados (aunque de ser necesario sabes aprovechar la oportunidad para hacer otras cosas), eres de aquellos que mientras más compañía mejor, y si es de estar toda la noche saltando de fiesta en fiesta eres de los que serán de los primeros en participar en todas, por eso sueles tener ciertos encuentros desagradables con las personas que tienen comportamientos contrarios a ti, aquellos que prefieren la soledad y la tranquilidad 24/7. Aun así, a pesar de lo frustrante que podría ser para ti y de las metidas de pata que puedas hacer, aprendes a tolerar, especialmente con la gente que has aprendido a amar. Y una última cosa, pero va para los demás signos: jamás le digas a un Sagitario que es incapaz de hacer algo, porque podría dejarte con la boca abierta. Es uno de los signos que pueden sufrir variaciones muy drásticas dependiendo del ascendente que posea su portador.

Capricornio: El signo de la economía, la gloria, el crecimiento  y el autocontrol. Capricornio el signo de tierra más complejo y el que siempre estará a los extremos, en la brillante gloria y crecimiento, o el fracaso absoluto. Capricornio es un signo que transmite seguridad a quien lo porta, y aunque sea tu caso es lo que te gusta aparentar; la verdad es que eres bastante inseguro y prefieres forjar ese sentimiento de seguridad a base de la economía y las relaciones personales, haciendo que los demás te vean como alguien decidido y con éxito en lo que hace. Nada te gusta más que ese reconocimiento. Eres de esas personas que siempre tienen en mente la inversión, sueles comprar para invertir más adelante. Si tú eres de este signo tendrás una fascinación por la inteligencia ajena. Para ti no existe un solo intelecto, eres de esos que saben que todos gozamos de una capacidad y una debilidad, tu eres quien aprecia una cosa y la otra, estimando incluso a aquellos que son superiores a ti, pues sabes que si están allí es porque algo deben de tener, algo que puedes aprender. Pero lo único que eres incapaz de tolerar es la estupidez, esa que portamos todos en diferentes medidas, por lo que posiblemente tengas un gran y delicado sentido del ridículo. Muchas veces los Capricornio se descorazonan de algunas personas, y cuando esto ocurre dejan de sentir sentimientos hacia ese alguien, tanto buenos como malos, y pobre de aquel que sea arropado por su frialdad y en el pasado le hiciese algo malo, pues Capricornio es de esos que no olvidan jamás y sí, son los más rencorosos de todos los signos tierra. Y aunque tu paciencia no sea tan persistente como la de Tauro, y tu perfeccionismo no le llegue a los talones a Virgo, el silencio de Capricornio es abrumador. No sabrán cuando va a ir a por ellos, y cuando se enteren quizás sea demasiado tarde. Eres, al igual que Leo y Escorpio, muy orgulloso, pero a diferencia de Leo, no buscas aprobación, y en todo lo contrario a Escorpio, no pretenden causar temor o ese sentimiento de tener el control absoluto. Eres de los que prefieren ser disimulados en todo lo que hacen, como un titiritero invisible que mueve los hilos a su favor en todas las direcciones que le interesen.

Acuario: O como se podrían llamar de otra manera: los científicos del zodiaco. Los acuario tienden a analizar todo, cuestionarse muchas cosas y llenar su cabeza de conocimientos de otras tantas. Acuario es un signo tanto intuitivo como racional, pues muchas cosas sienten, pero en vez de dejarse llevar por ellas busca hechos que ayuden a afirmar sus múltiples teorías. Son solitarios, y son de pocos amigos. Como Acuario tiendes a agradar a muchos, pero quizás sea un sentimiento no correspondido por tu parte, pues eres de esos que tienen más conocidos que amigos, prefieres estar solo que mal acompañado. No eres cariñoso y a veces pecas de no tener empatía, pero no se apartan de aquellos que de verdad aman, brindándoles consejos sabios, apoyo, ratos agradables y el calor más reconfortante de todos, siempre y cuando ese alguien te respeta y aprecia por lo que eres, y sepa que a pesar de todo tu naturaleza es ser un solitario amargado. Eres rebelde por naturaleza, incluso mucho más que Libra y Géminis, pues detectas mucho mejor la manipulación, los parámetros establecidos por algo y las consecuencias de seguir dichas normativas; en otras palabras Acuario solo sigue las normas que le convengan y que crea lógicas, las demás no tendrá remordimientos de romperlas. Muy raras veces sientes remordimiento por sus actos y de hacerlo tienes que haber metido la hasta las caderas. Eres curioso y maduras por medio de tu propio conocimiento, pero puedes aislarte mucho más que cualquiera investigando, o haciendo las cosas que disfrutas.

Piscis: Los pececitos del zodiaco, los últimos de la lista pero posiblemente ellos solos sean como el alfa y el omega. Piscis es el signo más incomprendido de todo el zodiaco por su inestabilidad sentimental: sonríes mientras odias, o viceversa, por lo que eres imposible de saber cómo te siente en realidad, pero creo que ni tú eres capaz de describirlo. Bien es conocido que eres de aquellos que sacrifican todo por las personas que aprecias sin pedir nada a cambio, portador de uno de los corazones más blandos y sensibles de todos los signos; pero casi nadie conoce el otro pez de su imagen, porque siempre es el colorido quien sale a flote a enfrentar al mundo, mientras la piraña, tiburón o pez abisal se oculta y espera. Tal como dije antes: los signos de agua son peligrosos por su inestabilidad emocional y por ser de los más rencorosos y crueles de todos los elementos, pero del elemento agua Piscis resalta, llegando a ser impredecibles, traicioneros y crueles por su facilidad de ocultar sus sentimientos, pueden ser tan o más dañinos que Escorpio ya que este es consciente del daño que hace y lo que desea causar, por lo tanto sabe cuándo parar; pero Piscis no, y seguirá hasta agotarse. Pero por suerte o por desgracia ningún piscis será igual al otro, incluso siendo gemelos. El par de peces que le son asignados a cada pisciano son especiales e irrepetibles, por algo son tan incomprensibles… ¡PERO POR SUERTE TENEMOS UN EJEMPLO AQUÍ MISMO! Un ejemplo de la venganza pisciana, de esas jugadas sucias que suelen hacer. ¿Les suena familiar? Les refrescaré la memoria, es justo lo que hizo Komori hace algunos años, y con un asqueroso orgullo, uno muy negro, descarado y repugnante, publicó en su blog como si fuese un logro enorme. Pueden verlo [AQUÍ] y ayudar a Luffy a que siga adelante. Y [AQUÍ] para apoyar al familiar de Komori que ahora debe de estar pagando las consecuencias de su corazón maldito. Digan "NO" Komori.

- Komori: Deja de meterte en mis asuntos personales con mis rivales o enemigos. No es de tu incumbencia.

Silencio Komori, yo hago lo que quiero aquí, y ayudaré a esta gente a salir adelante, a ver la iluminación, y no podrás hacer nada para impedirlo.

- Komori: ¡¿Qué no?!

En fin, ya terminamos de hablar de los signos del zodiaco normal. Ahora vamos a complementarlo con los signos del Zodiaco Chino para así tener una idea completa de cómo funcionan uno y cada uno de ustedes. Primero hable de la rata y su… ¡ATRÁS KOMORI! ¡MALDITO REPTIL SIN GÉNERO!

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[Se escuchan destrozos en todo el lugar, golpes y rasgaduras.]

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- Komori: A la verga todo. Ahora soy yo quien culminará esta entrada, con un horóscopo. No se preocupen por Kosmos, ya le convencí para que volviese de donde vino. Mientras vamos a tratar el asunto. No se preocupen, con estas pintas ya sabré de astrología. Veo las estrellas y me susurran cosas bastante hardcore para todos ustedes. Aunque es de día ahora mismo, pero están allí, me miran aunque yo no a ellas. Comencemos con el horóscopo entonces que estoy on fire con este Nightcore que apenas logro escuchar bien.



HORRORÓSKOPO 
By Komori


ARIES 

No sé qué dirán los demás, pero para mí hueles mucho a quemado, tu carburador está funcionando como se debe. No te preocupes cómo lo sé si es algo que solo debes de saber tú, pero por eso, no te preocupes, solo lo sé. Te encuentras muy enérgico tanto físicamente como en tus relaciones, ten cuidado que puedes causarte más daño del que te estás haciendo ahora. ¿Qué no sé de lo que hablo? Pues ya veremos cuando te fractures las piernas por estar en una rumba escuchando “¡Vamos a la playa, a mí me gusta bailar, el ritmo de la noche, sounds of fiesta!”, que no te quiero ver intentando bailar en silla de ruedas. Aunque entre tú y yo, sabemos que puedes. Igual te dejo la música para que tengas cuidado con su influencia maligna de ahora en adelante.



TAURO 

Torito, deja de cornearle el culo a toda la gente que puedes, tanto literal como filosófica-amorosamente hablando #IfYouKnowWhatIMean. Últimamente estás muy estresado, te veo rabiando seguido por cosas pasajeras, pero es porque hay algo muy fuerte dentro de ti que no puedes controlar, aun así los astros te sonríen, te veo siguiendo adelante a pesar de todo. Tienes una relación extraña con una hacker que te encontrarás en una librería mientras intentaba de leer la historia de la tecnología, pero entre tú y yo, ella estaba tratando de hackear las cámaras de vigilancia con su teléfono celular; pero algo saldrá mal y hackeará tu corazón. Antes de ese encuentro alguien muy cercano a ti te obligará a estrenar una funda para tu teléfono inteligente con un gran corazón en su diseño. Instálate un antivirus personal.

GÉMINIS

Tus energías están encontrándose una y otra vez, te estás castigando mucho a ti mismo por esas metidas de pata que estás haciendo constantemente en tu vida personal. Relájate loco, y distrae la mente antes que te de un ACV de esos que te dejarán paralítico pronto. Hay algo que te apasiona, una lengua, la ves, le llamas, le intentas aprender, y le abres las puertas de tus conocimientos; estás atrapado en el deseo, será imposible de detener tus instintos e irás a por todas a por el éxito. En diciembre las cosas no estarán muy buenas para ti, quizás tengas problemas serios, alguien te demandará por una agresión, te acusarán por cortarle la lengua. Y una cosa más, algo que nadie te ha dicho y que yo seré la primera persona en comentartelo: naciste con un gemelo siamés parásito. Está en tu cerebro y te susurra cosas al dormir.

CÁNCER


Veo un hambre profunda en tu interior, y no, no es solo el hambre por comer. Hay un vacío en ti, uno bastante grande. Y no, coño, no es el hambre. ¿Cómo te lo puedo explicar mejor? A ver, hay un vacío en tus sentimientos, uno que estás luchando por llenar… ¡NO! No, no. No me refería a la tristeza de que se llevaran tu refrigerador y que por ello no puedas comer… aunque tiene lógica si lo miras de ese punto. Te pasará algo muy bueno en lo que queda de año, estás contento, aunque sean esas felicidades momentáneas (porque vamos, tú y yo sabemos que eres así con las emociones), y sabes que saldrás adelante. Pero ten cuidado, y trata de disfrutar de la vida al máximo y olvídate de ese refrigerador de una vez por todas. Irás a la playa en las próximas semanas y te encontrarás con muchos cánceres. Y no, no, no son los cangrejitos de la playa, ni las publicidades mal diseñadas de la carretera, es el puto sol que estará bien pinchi hardcore brothercita/sistercito.

LEO

La felicidad te sonríe en lo que queda de año… ah, no, me confirman los astros que es tu sonrisa reflejada en el espejo. No te creas que te pasarás de listo puto leoncito, que tu ego no puede ser más grande que el mío, aunque puede sí seas más narcisista que yo. En fin, aunque vea felicidad y sonrisas, veo una catástrofe que se podría acercar en tu vida: sacarás el teléfono en la calle para mostrar una foto con tu teléfono nuevo de tu gato, tu perro o tu loro, a alguien que ya los ve todos los días, y apenas aquella persona vea los ojos del animal el teléfono será arrebatado de tus manos. Y el sujeto, con bufanda de cuadros,( una que por cierto te encantará) te exclamará alterado: che, sacáte la mochila. Saca- sa- ¡SACÁTE LA MOCHILA!


VIRGO

 Posiblemente estés en frente de la pc leyendo esto, mientras juegas y haces otras cosas en medio de tu vagancia, aunque no tienes obligaciones por los momentos y si las tienes no te importarán mucho, crees saber qué hacer en su momento.  Estás pensativo de los problemas que se están presentando en tu vida, y por eso estoy aquí para aconsejarte. Yo te digo que golpees a la señora, le agarres una teta a la profesora de castellano (no te preocupes si está buena o no, solo hazlo), y luego mates el perro del vecino más odioso que tengas, y con eso solucionarás tus problemas. Ssssh-sh-sh escúchame, yo tengo razón y lo sabes.  Tu jardín espiritual está seco, y el terreno de entre tus piernas se encuentra árido y abandonado, por lo que estás tratando de pasar la sequía con alguien que te trae mucha, mucha pero mucha agua. ¡Ah! Te enredarás con la maleza podando tu jardín, cuidado con esas tijeras.

LIBRA


Últimamente has estado saliendo mucho, viéndote entre los espejos y cristales de los centros comerciales, tiendas y en el reflejo de las balanzas donde ponen las mercancías, diciéndote sin saber “eso soy yo”. Tendrás mucho éxito en ese proyecto que estás por elaborar pronto, lo veo próspero. Pero ten cuidado, alguien cercano a ti querrá que le ayudes a pesarle, pues se está preocupando demasiado por su obesidad, y sin malas intensiones te usará de pesa, destrozando así tu columna. Recuerda que eres una persona, no una balanza, ni un gato hidráulico, no puedes ayudar a todo el mundo con sus problemas. Alguien te pedirá un consejo importante, uno que quizás sea de vida o muerte, por eso recuerda de transmitirle lo que mejor sabes hacer: “quizás el camino adecuado sea el que dicte tu corazón… o quizás sea el de tu mente”.

ESCORPIO


Hello, salute, it’s me, your duke, and I made something that’s real to show you how I feel. Hello, heeeellooo, it’s me, Picasso.  I will Paint, my words of love, with your name on every Wall. – When you leave my colors fade of gray, numa numa iei numa numa numa iei. 

Oye, no me culpes, eso fue lo primero que me secreteó tu astro, interprétalo bien pincitas de amor. Hay algo bastante lindo que puede pasarte pronto. En las próximas semanas alguien que quieres mucho te hablará y será un hermoso momento, hasta que te abrace por la espalda y caiga envenenado. Gritando le preguntarás lo que ocurre y con desconcierto y dolor muy profundo llorarás por días, pues por tu descuido se pinchó con tu aguijón. Guárdalo más a menudo, pls. Estás planeando algo genial, no solo para ti, sino para muchos, pero no ocurrirá, te traicionarán. No, espera, no culpes a los demás, pues tus mismos sentimientos serán los que caben tu propia tumba. A veces por creerte el más fuerte terminás pisoteado por el que menos esperabas.

SAGITARIO


Ya que estamos on fire con los nightcores, ayúdame a cantarte tu horóscopo. Las cosas no van bien, pero tampoco mal para ti. A pesar de las cosas que puedan estar pasando estás aprendiendo de muchas cosas que necesitabas saber antes y que no te diste cuenta. Por eso en medio de tus frustraciones te sientes a gusto y no cambies lo que ha pasado, trata de cambiar el futuro. En las siguientes semanas alguien te sorprenderá, te avisará de algo que esperabas, pero no lo lograrás escuchar, el muy imbécil te sorprenderá en el momento menos pensado y uno de tus golpes lo mandarán al hospital. Cuando se recupere no recordará lo que te iba a decir. Mejor suerte para la próxima presa, mi querido arquero. You will my negro.

CAPRICORNIO


Hay un problema en ti capricornio, un problema de identidad, no sabes qué ser ni cómo ser, y quizás te sientes incómodo contigo. Y sinceramente ¿quién no? No sabemos si eres un pescado o una cabra. A pesar de ese problema de identidad, te siento próspero, el dinero fluye de ti, pero ten cuidado que puedes confundir las lechugas con los billetes verdes, pues de las ensaladas más finas se pueden perder los platos fuertes. Te recomiendo que antes de invertir por ese puesto de comida, aprendas a producir de forma limpia, recuerda que los alimento son delicados. Contrata a un Virgo para que te aconseje a mantener la pulcritud, pues te aconsejará muy bien… cuando deje de preocuparse por sus pensamientos y de sus tierras áridas y picosas, por supuesto. Emmm ¿sabes? Mejor trata de aprender solo, sólo por esta vez.

ACUARIO


Últimamente te sientes como si estuvieses en un mundo nuevo, pero estás en tu mismo sitio desde hace tiempo, quizás quieras un cambio que te agrade, pero estás perdido entre cristales verdes. Deja de jugar tanto los sims y ragnarok, hijo de puta. En lo que falta de año fracasarás horriblemente en lo que intentes hacer, muchos morirán, perderás la inspiración y motivación y te terminarás suicidando. Ah y solo estoy hablando de tu vida virtual, espera a que te diga lo que pasará con tu vida lejos del computador: te quieres inscribir en una carrera que te ha encantado durante años, pero estás indeciso, la inscripción cuesta mucho y el juego que salió hace días tiene su pesito en tu corazón.

PISCIS


Te veo bastante feliz a pesar de todas las cosas malas o raras que puedan pasar, pues hay una explosión en tu mente y estás relax tratando de detallar los colores antes que la onda expansiva te alcance, mientras escuchas “¡vamos a la playa, a mí me gusta bailar”. Ten cuidado, quizás no sea un sueño ni una letra de nightcore oh-oh-oh-ohrokuo. Te sientes inmortal, pero cuando algo ocurre te das cuenta que no estás en un sueño ni en una historia de fantasía. ¡Despierta, coño!.Veo que tienes una reacción agresiva hacia alguien que está invadiendo de pronto tu privacidad y tomando el control de lo sabes que es tuyo, ahora estás tratando de tomar el control de ello, oh-oooh what’s its gonna do when the club goes lo-o-o-o-o-co. No, en serio, deja de escuchar Nightcore, que pasará algo durante estos días y perderás la audición en uno de tus oídos, y si no es por eso es porque te susurrarán las cosas más morbosas que puedas pensar, y te reirás de ello.  Eso te pasa por nadar demasiado en las profundidades de los mares, tanto literal como metafóricamente hablando.


Y así se acaban los horóscopos y esta entrada mística. Los planetas se han juntado para que este momento finalmente surgiese, así que vamos a disfrutar del misticismo que nos envuelve de ahora en adelante y toda esa mierda que me pegó Kosmos con sus ridículas prendas. Hasta otra, me voy a comer.


R.I.P
Oído izquierdo
Te extrañaré hijo de puta. Ojalá así dejes de infectarte, joder.

sábado, 12 de septiembre de 2015

HoliKomi

¡Hola pequeños mocosos de mi kokoro! ¿Cómo están? 

Ha pasado muchísimo tiempo sin tocar el blog, de hecho, sin tocar nada que fuese mío dentro de estas redes. Han pasado muchas cosas desde que me fui y no sé por dónde comenzar. A ver si logro escribir algo y expresarles o explicarles algo. Si desvarío un poco no me lo tengan en cuenta por favor.

Estos últimos meses han sido clave en mi vida y muy estresante. Para mí era como tener la regla durante semanas. Una regla perpetua, molesta y bien pinche roja. Sentía que por cualquier asunto podría explotar con facilidad y tanto los escritos como los dibujos e ideas quedaron en pausa. Por eso y entre otras cosas no estuve (caída de internet de 1 mes), pero bueno aquí estoy de vuelta, con los ánimos renovados, ideas frescas y con muchas ganas de hacer las cosas de siempre.

No tengo mucho más qué decir, pero quisiera comentar algo, algo que me ha tenido la mente ocupada durante todo este tiempo que sin vergüenza ni molestia me gustaría compartir con todos ustedes.

Desde inicios de año he estado luchando por un sueño, y me prometí que antes de terminarlo lo cumpliría. Aún no lo logro, pero quedan meses antes de que llegue el fin del año y si volteo hacia mi pasado es que me doy cuenta todo lo que he avanzado a lo largo de estos largos 9 meses, pero aún no siento el sabor de la victoria, pero sí siento orgullo de mí, un orgullo incompleto pero que permanece latente. Como el viento que sopla y aunque no lo sientas sabes que está allí.

A lo largo de mi vida he pasado por cambios, tanto de vida como de sentimientos y pensamientos, como cualquier persona en este mundo. Pero en mi caso hay un patrón que parece repetirse una y otra vez, y cuando trato de olvidarlo para volver a empezar, la vida me lo vuelve a recordar. A pesar de que pasaran muchos años desde que tengo consciencia, aún me cuesta comprender del todo lo que significa la amistad en realidad, siendo algo que te enseñan incluso cuando estás aprendiendo a hablar bien por primera vez en lo que queda de tu larga vida. Amigos. Amigo. Mejor amigo. “Hermano”.

El pasar de los años me ha enseñado que quizás aquella palabra no sea más que una fantasía, un pasatiempo agradable, alguien con quien compartir. Alguien que sin querer deja un fragmento suyo en tus recuerdos. Pero, que quizás no vaya a ser algo más allá que eso, después de todo hasta los mejores amigos están destinados a separarse, pues sus sueños están en lados contrarios del mundo, y en el momento de necesidad cada uno luchará para salvar su trasero, diciéndole al otro “cuanto lo siento”, “espero que estés bien pronto”, mientras sigue luchando para alejarse de él sin saberlo. Y en un ocaso lejano un recuerdo de alguien querido se aparezca como un cálido recuerdo de lejanas sonrisas, o un amargo trago de nostalgia dejada por el olvido.

Por eso los grupos de amigos que antes se amaban se terminando odiando con el pasar del tiempo, o alejarse sin darse cuenta que el otro quedó atrás.

Entonces ¿qué es la amistad más allá de los recuerdos?

Ese es un pensamiento que siempre ha estado en mí desde hace más de diez años y que toma fuerzas con el pasar de los años. Sé que muchas personas que aprecio leerán ésta entrada, y espero que no lo tomen a mal. Solo son pensamientos, no párrafos que me alejarán de ellos.

A veces estar allá afuera es peligroso. Piensas demasiado o simplemente dejas de pensar y de saber que existes.

En fin. No sé si se me nota las ganas de escribir que tengo, siento que me hacía falta tomarme un gran descanso y dejar que toda esa amargura fuese el motor para alcanzar parte de mis metas. Todo sentimiento, bueno o malo, puede reutilizarse para animarte a mover el culo… y no. No de esa forma tan sexy que puedas tener en la cabeza.

Para terminar quisiera avisarles que quisiera retomar proyectos que dejé en pausa. Como mi comic que aún no lo he podido terminar, y con él varios dibujos que pienso hacer con el pasar de los días. Dejo aquí algunos links para que se entretengan un rato y hacer promoción a mis trabajos.


- Aquí mi comic. Lamento los pocos errores de palabras que tuve. Juro que lo revisé un montón de veces, pero es que mi dislexia puede conmigo. Soy demasiado imbécil a veces:

http://issuu.com/komomori/docs/comicpromo

- Y aquí está mi Tumblr con algunos dibujos nuevos. Tengan cuidado, es muy +18 y no quisiera que se metan en un problema en su trabajo, en su casa, o con sus padres. No… no tengo la más mínima idea del porqué he estado tan sexual recientemente:

http://rinconkomori.tumblr.com/
 


Bueno, de nuevo en casa Komori. Me siento bien estando de vuelta.



Nos estamos viendo pronto chicos. Besos.

jueves, 28 de mayo de 2015

Descenso hacia el cielo

Hola mis chiquillos, bienvenidos de nuevo a otra historia.

He estado algo ausente últimamente, pero no ha sido nada del otro mundo, la verdad. He estado practicando la escritura un poco más que antes por diversos motivos. Uno de ellos es mi notable dislexia y deficiencia al momento escribir algo. Además que personalmente los estaba notando muy monótonos. Sin embargo queridos lectores y curiosos, lo importante es tratar de superar sus propias dificultades ante todo. 

También quisiera decir que mi seudónimo de Kat Folie no lo mantendré. Mi interpretación fonética no es muy buena, y alguien que tiene mayor conocimiento que yo en esos asuntos me aconsejó que lo cambiara, no era bueno. Lo pensé y lo sigo pensando. Como significado está bien, pero quizás deba buscar alguna forma de darle la vuelta al significado y escribir algo mejor, o simplemente olvidarme de él. Humm, es el asunto que no muestran los autores, pero no es tan fácil como aparentan jajaja.


Por los momentos lo dejaré así. Mientras pensaré en algo mejor. En fin, no quiero explayarme mucho, les dejaré con mi último escrito. Un beso.


Un poquito de ambientación


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Descenso hacia el cielo


            Andar por estos senderos boscosos a estas horas hace que mi mente e imaginación comiencen a divagar entre recuerdos y el “si hubiese sido”, perdiéndome entre una nubosidad de recuerdos mientras voy paso por paso hacia la incertidumbre. Hacia un recuerdo viviente. Era de madrugada. El frío nocturno volvía hielo mi sudor, pegaba mi lengua al paladar seco por jadeos, y enfriaba mis dientes hasta sentirlos ajenos a mi boca. Sentía mi cuerpo pesado al subir con todo lo que traigo encima. Llevaba una mochila ligera con un campamento pequeño y provisiones. Una linterna con baterías extras y un cuchillo de supervivencia, solo por si acaso. Vivía cerca, pero las montañas eran tan espesas que hasta lo impensable podría pasar en cualquier momento. Especialmente a donde voy.

            Subía por un sendero en una misteriosa y alejada montaña repleta de árboles enormes y espesos cubriendo sus laderas. Para llegar aquí tuve que cruzar el Embalse Guadalest, frente a mi pueblo con el mismo nombre y caminar varias horas alejándome cada vez más de las carreteras. Bebí un poco de agua para refrescar mi garganta carrasposa ante el viento y el cansancio del ascenso. Además que seguir el rastro de este camino de tierra y piedra por este sendero serpenteante hasta la sima, era toda una proeza. Y más por la oscuridad casi absoluta que me acompañaba desde que inicié este viaje de media noche. A pesar del cansancio y las palabras de mi padre que aún resuenan en mi mente, siento que esto es algo que debo de hacer, un reto personal. Algo que dejé pendiente hace mucho y que debo saldar. No puedo volver sin estar bien conmigo mismo. Y más ahora que estoy a mitad de la montaña. Ésta montaña.

            Con cada paso que daba sentía sensaciones similares a mi pasado, como si la tierra me susurrase sus recuerdos y secretos. Aquellos que quedaron entre nosotros hace ya cinco años. Éstos eran tan fuertes que, si fuera de día, podría apostar a que aún nuestras huellas de aquel entonces serían visibles y frescas. No, mejor dicho, intactas. Trataba de ignorar el ruido del viento aullando entre las hojas de los árboles moviéndose violentamente a mis alrededores, como si siguiesen mis pasos. Trataba de no hacerle caso a mi mente, a mi memoria, a mis miedos. Aquellos que revivían con más viveza cada metro que ascendía. « ¿Qué estoy haciendo aquí otra vez? » me preguntaba cada vez que podía. En cada aliento de lucidez. Cuando me dignaba a pensar sabiendo que esto no debería de estar pasando. Cuando identificaba que mi presente en realidad no era aquello que visualizaba de repente entre parpadeos.

            Hace horas culpaba a mis amigos por recordarme este día, como una jugada inocente, una historia que querían escuchar de mí. Yo siempre era aquel chico que tiene una anécdota que contar. Eso está bien. Cualquier día hubiese sido diferente, hubiese estado bien. Pero hoy. Hoy solo puedo culpar a alguien de todas las ideas que llovieron de pronto. Por la culpa. Por estar aquí otra vez. A mí.
            Ésta nostalgia. Ésta sensación de inconformidad. De haber dejado algo pendiente. Algo que arrebata mi sueño alguna noche a la semana, y a veces hasta tres consecutivas. Éste olor que empapa mis pulmones en cada jadeo, y este lugar tan frío y ausente de vida a pesar de estar rodeado de ella. Me asusta. Y aunque mis pasos sean lentos y mi semblante sereno realmente tengo mucho, mucho, pero mucho miedo de alzar la mirada y ver posada en la sima aquella intimidante e imponente casona, resguardada entre la oscuridad de la noche. Aquella que era capaz de helar mi sangre con solo posar mí vista en ella, tal como pasó esa primera vez que sin ojos me observó, y sin palabras rechazó mi presencia. Me prohibió estar allí. Pero eso no lo entendí. Y ahora con esta oscuridad y con la vista tapada por las copas de los árboles casi camuflados con el cielo nocturno, sabía que ella allí parada sobre la sima, imponente y poderosa, ya tenía sus “ojos” clavados en mí. Me miraba. Sus “ojos” atravesaban mi carne volviéndola de gallina.

Al voltear y ver al cielo se podía contemplar cómo se volvía rosa y dorado, irrumpiendo en el azul profundo. Sabía que si alzaba la vista frente a mí aquella casona me haría volver a casa con la cola entre las patas. Realmente evitaba verla. Eso solo podría empeorar aún más mis insomnios o peor, las pesadillas.

« ¡Vamos Fran! Que ya se ve la casona ¡Mueve el culo! » Escuchaba al caminar por las últimas y más empinadas curvas del camino que apenas eran visibles como siluetas negras. Faltaban pocos metros para estar en la sima. Volteaba a todos lados apuntando con la linterna, sudando frío. Sabía que aquella voz solo provenía de mi mente. Pero se escuchaba tan real, tan vivo como en ese momento. Tropecé sin perder el equilibrio con la punta de una gran roca, cuya superficie apenas sobresalía de la tierra. Esta era la misma con la que perdí la mitad de mi diente frontal en ese entonces. Mientras que ella corría hacia arriba hasta perderse de vista. De hecho, aún podía verla subir emocionada por las escalinatas de piedra sin terminar, alejándose para siempre de mí. Esa fue la última vez que la vi.

Pasé la lengua por el diente reconstruido, y como si fuese una inexplicable memoria nerviosa sentí el dolor ramificándose por toda mi encía. Temeroso me dirigí a los pies de las viejas escalinatas de piedra que parecían estar en ruinas, casi desechas. La piedra estaba corrompida por el tiempo, maleza, suciedad y raíces que salían desde sus adentros bajando pocos escalones y deformando su antigua forma. Era mucho más tétrico que lo que podría ilustrar mi memoria, si es que de verdad esas imágenes que veía tras mis pupilas eran fragmentos reales de mi vida. Por más que lo intenté no lograba recordar con certeza ciertas escenas que creía vivir en éste lugar, como las de éstas escalinatas que desde un principio estaban inconclusas, pero nunca desechas como las de ahora. Solo la veía a ella entre la luz de mi linterna y la poca iluminación del amanecer, corriendo hasta perderse en la sima entre la negrura de las siluetas de los árboles que se alzaban a mis alrededores y la oscuridad del crepúsculo.

            Me resistía en subir y de llevar la mirada más allá del final de la ladera. Del sendero. Del último escalón. Me resistía a calmar mis ansias, ya que sentía que sin éstas estaría perdido en la oscuridad, entre los susurros del viento que seguían moviendo las hojas de las copas de los árboles que me rodeaban. Apagué la linterna de repente. Sin pensarlo. Solo la apagué y me quedé allí en silencio. « ¿Qué fue eso? » No sé si era parte del viento o si fue éste quien derribó las ramas muertas de las copas frondosas. Pero estaba seguro de escuchar algo, un paso, un movimiento, o algo más allá. Tragué saliva y me mantuve allí expectante. Esperando y escuchando. Tener la linterna encendida me ayudaría muchísimo, tenía el impulso de encenderla, de ver más allá de lo que me dejaba la breve luz del crepúsculo. Pero hacerlo solo sería un indicativo de que yo estaba allí completamente solo. Era un miedo arraigado que surgió al salir corriendo de éste lugar en ese atardecer. Un miedo de estar solo en la oscuridad y que una linterna reflejara mi ubicación; pero, mantenerla apagada solo me ayudaría a sentir miedo por el desconocimiento. La incertidumbre. El horror de no saber qué es lo que hay al frente de tus narices. Por eso quedé allí con un pie al inicio de la escalinata y con el otro en la tierra desnuda del sendero. Esperando a que la oscuridad se disipara, y a que esta sensación de peligro desapareciera indicado únicamente por los latidos de mi corazón. Mis instintos.

             No sé cuánto tiempo pasó después de estar allí inmóvil, solo los calambres eran los indicativos de que habían pasado muchos minutos. Sin embargo no desistí hasta que pude ver los escalones y alrededores con mayor claridad, finalmente mi mente y corazón podría estar en paz. Suspiré de alivio e inicié el ascenso por la escalinata tomando mi tiempo por su inestabilidad y constante peligro de perder el equilibrio por las raíces que tenían parte del camino infectado en sus enredaderas. Algunas piedras estaban flojas y al pisarlas éstas se desprendían de las demás cayendo cuesta abajo, golpeándose estrepitosamente contra otras rocas. El camino era más peligroso de lo que creía que podría ser. Después de todo este solo era el recibimiento. La bienvenida. No sé qué me esperaba al volver a éste sitio, que en su momento ya era hostil. Y ahora estaba sintiendo sus grandes cambios.

            Mientras subía recordaba que hace más de cinco años se contaba de un millonario muy famoso por estos lares de España, uno cuyo nombre no recuerdo. No soy muy bueno para los nombres de la gente. Solo sé que era muy famoso. Él había comprado la montaña para realizar una ambición personal. “Una maravilla” decían. Eso lo recuerdo con una lucidez detallada. Muchos en Guadalest admiraban sus ideas y exposiciones en el pueblo, que de por sí era pequeño y aburrido. El hombre buscaba contratar mano de obra, arquitectos e ingenieros. Y mi padre, uno de los encargados de la ingeniería eléctrica, trabajó ahí por un contrato de dos meses. Hasta un día en que todo cambió. Nos llamó desde el hospital, había tenido un accidente, uno que acabó con parte del proyecto. Con el tiempo él fue contando poco a poco cada anécdota que se vivió ese día dentro de dicha estructura. Él cuenta que parte de la casa se derrumbó tras un temblor en pleno apogeo laboral, llevándose pilares y obras sin terminar que abatieron con las demás. Una horrorosa reacción en cadena. Los pilares derribaron paredes, las paredes los andamios, y los andamios sobre la gente. Después que el temblor pasó la casa tenía una última sorpresa cuando todos estaban ayudando a los heridos. Fue solo cuestión de tiempo para que la ausencia de pilares derribase parte del segundo piso sobre el resto de los trabajadores. Y junto a ello la estructura más ambiciosa del proyecto: unas enormes escaleras en espiral que estaban realizando, que según cuenta mi padre recorrería cielo y tierra. Algo similar a la casita de tubos de un hámster, pero vertical. Todo se vino abajo cobrándose incontables vidas.

El millonario intentó de continuar el proyecto, pero pocos se animaron a prestar sus servicios esta vez, incluso mi padre. Tardó muchos años en reconstruir los daños, y de hecho, completarlo nunca ocurrió. El dueño murió en la casa, según dicen de un “paro cardiaco”. Eso nunca quedó claro, solo que fue encontrado cerca de las escaleras. Sus hijos no quisieron completar el sueño de su padre dejando así la gran casa en la sima de la montaña junto con el terreno en venta para cualquier inversionista. La Casona San Apolo. Considerada maldita desde ese día. Aún se encontraba erguida en la sima de ésta montaña.

Frida, mi hermana mayor, me invitó tiempo después de todos estos acontecimientos a ir a recorrer la casona aprovechando que estaba abandonada y nada malo pasaría. Ella era así, aventurera, valiente, atrevida y directa, mucho más “hombre” de lo que yo pueda ser. Hasta el día de hoy no sé qué fue lo que me convenció en ese momento de acceder a una decisión tan imprudente. Quizás sea la pubertad de ambos en esos años; pero tras superar eso no me explico qué diferencia hay a lo que estoy haciendo ahora, reviviendo nuestros pasos de un día como hoy con más de cinco años de diferencia. Quizás antes era por curiosidad, por un reto, una aventura. Ahora es algo que debo de hacer para estar bien conmigo mismo. A fin de cuentas, es todo lo mismo. No estoy haciendo nada diferente por más que así lo quiera ver. Pero, eso es lo que quiero creer.

El viento sopló de nuevo despertándome de mi sueño, aun estando despierto. Me estaba acercando a la sima, a solo pasos de dejar las peligrosas escalinatas de piedra. A pocos escalones pude comenzar a contemplarle mejor entre los árboles. Una torre desecha, sin techo, y de silueta carcomida. Podía notar entre el cielo dorado y su luz naciente, la figura oscura de las mallas de acero corrugado que forman su estructura muerta y sin paredes. Finalmente allí estaba ante mí, al final de un largo camino abandonado y rodeado de vegetación. Mi corazón en ese momento comenzó a latir con fuerza, cada vez más creciente y con mayor descontrol. Tomé mi tiempo caminando, dando oportunidad a que sol terminase de salir. Realmente estaba nervioso al verle con cada paso más y más cerca. Revelándome los tonos claros y sucios de sus corroídas paredes por el pasar del tiempo, con pedazos ausentes de oscuro interior, y partes repletas de un extraño tono rojizo. Parecía oxido derramado desde la torre desnuda hasta su base rectangular. Las ventanas eran peores que las grietas. Allí frente a mí ausentes de cristales. Las grietas que veía de lejos se convirtieron en troneras que parecían parodiar la entrada a una cueva. El segundo piso de la casa, bajo la torre, era inexistente, pero aún sin saber su historia los pilares en mallas de acero revelaban que una vez lo tuvo. Y la torre parecía tener una forma cilíndrica y espiral, dejando ver en las pocas paredes (o pedazos de concreto) que aún conformaban los esqueletos de su compleja arquitectura, pedazos de escaleras que aún permanecían adheridas a ella.

- Ha cambiado bastante desde la última vez… -  Murmuré anonadado, aún con los ojos puestos en ella. Intrigado por la imagen que permanecía con sutileza en mis recuerdos, o como creía que era en ese entonces.

La paz aquí arriba era engañosa. Un amago de tranquilidad que podría hacerte tu peor enemigo. Esto era esa casona posada en el horizonte. El acoso de los sonidos eran casi ausentes, escuchaba las plantas, el viento silbar y los pajarillos cantar a la distancia, pero estar aquí, a solo metros de ella, acercándome con muchísima lentitud, me hacía sentir por completo una casi absoluta desolación. Y así continuó, hasta solo escuchaba mis pasos resquebrajando las ramas secas y hierbas muertas del camino, junto los crecientes latidos de mi corazón que cada vez tomaban mayor protagonismo. Mi mente revivía ese momento cuando me tambaleaba por cansancio y dolor por el diente que había perdido varios escalones abajo, tratando de seguirle el paso a mi hermana, quien creía que se mantenía entre los árboles para esconderse de mí. Recuerdo que la buscaba con la vista por estos mismos que ahora me rodean. Eran enormes en ese entonces, pero ahora eran el doble.

Una vez que estuve lo suficiente cerca, después de largos minutos de caminata lenta, paso por paso, evité acércame a las ventanas y de verlas directamente. Evite todo contacto visual con el interior del lugar a través de cualquier abertura en la pared. Aquella casona podría robarse parte de mí, y quería evitar cualquier problema antes de lo debido.

La cabeza me dolía. Palpitaba en el entrecejo ramificándose hasta lo más alto de la frente. Al rodearla y encontrarme frente a frente con la entrada sentí esa sensación. Esa sensación de angustia que lentamente se va convirtiendo en miedo, uno muy similar por el peligro que le pueda pasar a alguien que amas. Y por último. Miedo a tu propia vida. Ese día experimenté todo eso en fracciones de minutos, entre largos y tortuosos minutos. Y ahora los estoy volviendo a revivir con solo ver el interior a oscuras, en esa gran abertura en el concreto blanco sucio, escamoso y oxidado, con las puertas de madera tendidas a sus pies vueltas aserrín con grandes astillas que parecían estacas. Aquella boca inanimada que podía engullirme como un monstruoso pez.

Lo único que era capaz de relajarme era aquella breve brisa marina que llegaba a mí desde el mirador sin barandillas ubicado a mis espalas. Daba a un acantilado de árboles, rocas y tierra; y allá en el horizonte, una franja azul enorme diferenciada por su profundidad con el cielo. El mar. Aun así, escuchar todos esos sonidos tan relajantes como distantes, no eran suficientes para estar en paz y calmar estos escalofríos. Simplemente no podía sentirme tranquilo de buenas a primeras. La boca gigante frente a mí despedía el grito profundo de la nada, tres o cuatro veces más fuertes que el sonido ambiente. Era intimidante, a pesar de estar “ella” y yo frente al sol. Ésta era la verdadera presencia de La Casona San Apolo.

No sabía si entrar. Ya de por sí en sus adentros era una oscuridad tan impenetrable que, aunque tenga de todo, grietas, ventanas y troneras, me era imposible ver más allá que unas escasas siluetas. O eso era lo que recordaba. Inhalaba profundamente con algo de dificultad  mientras daba pocos pasos de valentía, para luego retractarme cuando la oscuridad me consumía. Regresaba tembloroso y con el corazón en la garganta hasta estar fuera del lugar. El pasado se estaba repitiendo casi como si fuese un patrón impecable, cambiando solo la hora y mis sentimientos. En ese entonces estaba temeroso por ella, por mi hermana y preocupado por mi propio pellejo. Ahora solo estaba angustiado por lo que me pasaría si llegase hasta el fondo de este infierno en vida. Sin dudas no siempre las segundas veces son más fáciles.

Es que con solo ver a sus adentros se me helaba la sangre. Cada vez que lo intentaba llegaba más lejos, pero siempre llegaba un punto en que no podía resistir más, y regresaba corriendo hasta la salida despavorido y sudando frío. Sentía que algo estaba allí en la oscuridad y su presencia me impedía avanzar. Encendí la linterna finalmente. Sabía que no lo podía hacer, o eso era lo que sentía muy dentro de mí. Que sería un error. Que no debía ver lo qué había allí. Que la maldición podría apoderarse de mí también. Pero no podía continuar. Si tan solo pudiese explicar aquello en pocas palabras, se sentía como si el aire convirtiese todo tus nervios en hojillas que cortaban lentamente la carne desde adentro hacia afuera, sin dolor pero a la vez sin dejar de sentir. Volteé decidido y alumbré sin siquiera entrar, solo para contemplar el caos puro en su versión inanimada. Los escombros aún seguían allí, al igual que herramientas de construcción abandonadas. Una lata de spray con un grafiti muy antiguo a medio terminar. Harapos mugrientos, metal oxidado, suelo con baldosas agrietadas y pedazos de techo esparcidos por todos lados. Había pocas columnas y paredes en pie. Era como caminar en un gran laberinto de escombros, en donde tu único impedimento era la oscuridad.

El sonido venía de allí en un eco que seguía escapando de su horrorosa boca agrietada por el viento y los años, revelándome sin palabras el final de su construcción. Si se guardaba silencio se podía escuchar como sus paredes te describían en su lenguaje parte de su historia y su fondo. El final del recorrido. Ese sonido me congelaba. Me impedía apagar la linterna y afrontar mis miedos como debería de ser, por eso estoy aquí. De verdad luché para estar de pie, y ahora seguía la batallando conmigo mismo para entrar. Recuerdo que aquella vez no demoré demasiado. Y era obvio el porqué. Yo no llevaba linterna en ese entonces, y mi hermana sí. Entonces ¿por qué ahora yo soy quien la tiene?
- V-voy a entrar. - Murmuré alentándome a avanzar seguido de inhalaciones profundas y repetitivas tras cerrar los ojos. – Es algo que tengo que hacer para vivir tranquilo. ¡Lucha contra tus miedos! – Continuaba hablándome inspirado. Ignorando su voz. Su historia. Sus lamentos.

Comencé a caminar con decisión hacia el interior de la casona. A un paso muy lento eso sí, pero decidido. Sin detenerme. No había apagado la linterna hasta entrar y pasar los primeros segundos en el interior, pisando escombros que se hacían añicos con mi peso y por su antigüedad. El suelo era inestable por tantos desechos de objetos y materiales que conformaron una vez su arquitectura. Mis pasos y el crujir de los escombros se sentían como gritos que iban hasta el fondo del lugar y volvían como eco, tal como escuché afuera. « ¿Habrá alguien más allí? » Me pregunté de inmediato tragando saliva. Desde allí el aire, mis pasos y mis jadeos eran las únicas cosas que podía escuchar, pero más allá de eso, el crujido de la estructura era mayor. Como si hiciese un baile amenazante, un último vals antes de venirse abajo, tal como la última vez. Parecía como si el sonido de la montaña en general, los árboles, sus hojas y los pájaros dejasen de existir. Ahora, era la casona quien me hablaba.

Una vez dentro comencé a sentirme identificado con el ambiente y el miedo se disipó muy lentamente. Me sentí confiado y tranquilo de pronto, solo necesitaba un pequeño empujón de la linterna. El sonido del botón de ésta fue lo último que escuché en ese momento, y su luz se apartó de mí. Todo se volvió en un absoluto silencio, de esos tranquilos como incómodos. Continué guiándome por mis recuerdos hacia lo que sería mi objetivo. Atravesé varios obstáculos que serían una trampa para cualquiera, escombros afilados y verticales, escalones inexistentes y grietas profundas donde sería fácil fracturarse un pie. Y todo ese recorrido era para llegar al centro de la estructura. Una habitación central y circular con techo en forma de cúpula, y un largo espacio circular en el medio, donde llegaba la luz del cielo. Pedazos de fierro colgaban desde lo alto y otros se mantenían con las mallas de acero a medio forrar. Ese era el acceso hacia la inexistente torre que se veía desde lejos. Desde lo más bajo de la montaña. Desde aquí podía contemplar los pocos escalones adheridos a lo que una vez fue el proyecto o lo que quedaba de él. Los escalones colgaban y desaparecían a medida que el espiral bajaba, hasta que solo quedaba un pedazo de fierro largo que seguía descendiendo en lo que sería una larga caída libre. Dando tres vueltas largas y completas, el tubo de fierro se conectaba con otro que venía desde el suelo, y juntos continuar mucho más allá.

La torre no era lo único impresionante del lugar. La única atracción olvidada por el tiempo. Las escaleras que llevarían a ella serían las mismas que te alejasen del cielo. Ya que éstas también van en descenso hasta el terror de ésta casona: “El ojo del abismo”. Un descenso en espiral cuyo propósito de ser era indefinido, pues estaba incompleto. Aquel hoyo era gigantesco, de un diámetro que de seguro superaba los diez metros. Era tan monstruoso como un maldito cráter. En sus alrededores aún permanecían escombros y pedazos de andamios rotos. Pocas latas de pintura y pedazos escaleras de metal oxidado dispuestas en toda la habitación, que de seguro cayeron desde lo más alto del ascenso estrellándose contra las baldosas, esas que aún tenían la cicatriz. Un recuerdo físico del desastre de aquel entonces que se llevó muchas vidas. Todo esto me hace preguntar al encaminarme hacia el abismo, « ¿Cómo será el mundo cuando dejemos de existir? ¿También los edificios contarían sus historias? » . Me acerqué con cuidado, con respeto y temor, ya que aquella caída era la garganta del lugar. Con cada paso hacia ella aquellos sonidos que se escuchaban desde la temible boca de la entrada eran cada vez más fuertes, a tal punto que mis inesperados, desesperados y profundos jadeos dejaron de escucharse.

Con perseverancia luché contra mis recuerdos y me acerqué todo lo que pude, evitando tambalear, perder el equilibrio o incluso dudar. Pues aquel hoyo no tenía barandillas de seguridad. Me estremecí al inclinarme y ver la negrura absoluta, intentando no pensar, ni sentir. Ser un objeto más. No demostrar que estoy vivo, ser un escombro movido por el viento. La luz que provenía desde arriba me ayudó a ver los escalones de hierro oxidado que seguían adheridos a ella muchos metros más abajo, en un descenso en espiral que se perdía de vista en las penumbras. Curiosamente, esa imagen era lo único que mi mente desconoció. Me inquietó de sobremanera. De hecho, comenzaba a dudar de ellos. ¿Serán realmente mis recuerdos? Contemplé sus tonos cafés y rojizos impregnados en el metal. Destrozándolo lenta y tortuosamente con el pasar del tiempo. Sí, ya llevaban tiempo allí, además que tampoco tenían barandillas. Pero solo permanecían allí. Soportados por la pared y por el fierro de metal que provenía desde su torre.

« Ya cumpliste con lo que quería. » Pensaba. « Vuelve a casa triunfante. » Me decía. « Ella no está ahora. » Intenté de convencerme. Pero mientras más progresaban esas ideas menos era capaz de reconocer mis propios pensamientos, y contemplaba en cómo se desvirtuaron hasta llegar a ella. Frida. Y mientras eso pasaba yo seguía allí, con la mirada puesta en sus escalones a la vez en que mi respiración se volvía parte al sonido del pozo. Y así, sin saber por qué, ya tenía un pie sobre el primer escalón de metal, haciendo presión y comprobar si era seguro. Fue capaz de soportarlo. Con mucho cuidado y lentitud puse el otro pie sobre éste, y de nuevo, lo resistió. Aunque la debilidad del hierro se sentía como crujidos lentos que venían entre el metal y la pared, por ello decidí avanzar en descenso y ser parte de la penumbra que me arropaba. Con cada paso el metal volví a crujir, y si volteaba veía pedazos de óxido caer por el borde a pocos centímetros de mi pie, mientras retumbaban las suelas con un eco lejano. Aun así y a pesar del miedo, continué. Algo me llamaba escalones abajo. Podía sentirlo. Podía escuchar su voz desde el fondo, y solo esos pensamientos fueron capaces de percatarme de mi error. Ella una vez estuvo aquí y no volvió. Debe de seguir aquí, y lo más seguro es que sea allí abajo. No debía dejarme guiar por pensamientos que nunca fueron los míos. Todo era un impedimento para no volverla a ver. Por algún motivo estaba convencido que ella seguía allí, y no dudé incluso cuando al fin daba el primer paso a la oscuridad absoluta, cuando mis ojos dejaron de ver los escalones. Recostando mi cuerpo casi por completo de la pared para no caer, continué con la misma velocidad de antes. Manteniendo la precaución.

Y finalmente hubo un silencio que se volvía más vasto y definitivo, hasta que la oscuridad cubrió mis ojos, el vacío mis oídos, y la nada mis sentidos, siendo el lento sonido de mis pasos cada vez más fuertes, hasta sentir su retorno en un eco segundos después. Al elevar la mirada veía la división entre la oscuridad y la luz, entre la torre y el abismo, reflejando la sombra de las caleras y los rayos del sol resplandecer sobre mí, en un espiral que parecía inmenso e infinitivo, que parecía llegar hasta lo más alto del cielo. Al verlo allí, por algún motivo me sentí tan esperanzado como perdido. Encendí la linterna convenciéndome de mis pensamientos y viendo que allí abajo las paredes eran mohosas y húmedas, de piedra agrietada y con manchas de óxido chorreante en ellas proveniente de las escaleras que ahora estaban sobre mí. Era como estar en una cueva en vertical, siendo un túnel iluminado por la salida. La torre. Era curioso. Siempre me pregunté el porqué de ésta idea. Pero, ahora siento como si este lugar representase algo simbólico. Continué concentrado caminando, concentrado en los sonidos de mis pasos, los crujidos y las corrientes de viento. Y gracias a eso pude percatarme de un sonido más y muy leve proveniente desde el fondo. Me sorprendí deteniéndome para apuntar con la linterna escaleras abajo. Nada.

- ¡¿Frida?! ¡¿Estás allí?! – Exclamé, tratando de apuntar más abajo, hacia el fondo, pero era tan profundo que su luz no llegaba. Esperé en silencio pero solo me respondió el abismo con el eco de mi voz, distorsionada y apenas entendible. Continué descendiendo, ésta vez más atento que antes, con la piel de gallina y muy ansioso sin razón.

Me sentía cada vez más culpable por todo lo que pasó desde ese día. En huir y preocuparme únicamente de mi bienestar, mientras ella me necesitaba. Podía escuchar su voz retumbando en mis tímpanos como esa última vez. Voz que a veces escucho en sueños, y otras parecieran ser…

- ¿Fran? – Me detuve en seco cuando algo más allá que mis pasos se logró escuchar. El corazón me dio un vuelco y parecía salirse de mi pecho cuando una voz débil  y femenina reanimó todos mis recuerdos de la infancia.

- ¡¿Frida?! ¡Frida, ¿eres tú?! – Exclamé apuntando con desesperación al fondo. Inclinándome o agachándome todo lo que podía sin caer para que la linterna alumbrase algo. Nada. - ¡Frida! ¡¿Me ves?! – Silencio absoluto. – ¡Frida, por favor! ¡Aquí arriba! ¡¿Puedes verme?! ¡¡¿PUEDES?!! – Movía la linterna de izquierda a derecha, de arriba hacia abajo, agitándola y tratando apuntar a todos lados a la vez. El silencio era inquebrantable, más allá de mis ecos. Un repelús profundo recorrió mi cuerpo desde los pies a la cabeza. Los vellos se me erizaban y una sensación me indicaba volver escaleras arriba por ayuda, pero no, no volveré a cometer el mismo error. No otra vez. - ¡¡FRIDA, RESISTE POR FAVOR!! ¡Ya-ya voy! – Quedé sin aliento, y sin pensarlo más me levanté y comencé a bajar a grandes zancadas hacia las profundidades.

Trotaba, corría y hasta saltaba los escalones, pues mientras más descendía algunos de éstos faltaban, pero no los suficientes que me impidiesen alcanzar. Crujía el metal, y sentía cómo vibraban aún sostenidos en la pared por mis fuertes pisadas, pero nada importaba. Estaba decidido en alcanzarla. Frida se escuchó débil, pero era su voz, era ella. No sé cómo ha logrado sobrevivir todo este tiempo. Quizás bebiendo agua de lluvia y comiendo insectos, era triste para mí imaginarlo. Desgarrador, a tal punto que sentía miedo de verla ahora. Pero no me importaba. Ahora la sacaría de aquí y todo estaría bien, aunque no me lo perdone. Todo volvería a ser como antes para mí. Escuchaba el sonido de agua por las gotas que caían desde la torre y de la humedad de las paredes. No sabía cuánto tiempo llevaba descendiendo ya, pero estaba cansado, las piernas me dolían y el frío se sentía hasta en los huesos, y sin importar cuánto bajase, el agua seguía cayendo. La torre a veces dejaba pasar la luz de las centellas que cubrían el cielo gris que apenas podía ver. Ya era un punto luminoso sobre mí. Como una luna, o quizás una estrella. Las gotas de agua golpeaban contra el fondo, y fue allí que comprendí que estaba más cerca que antes, finalmente escuchaba algo más que desolación. Cuando vuelvo a apuntar al fondo con la linterna me doy cuenta que la luz se reflejaba. Agua. Había agua.

Finalmente llegué tras dar unas cuantas vueltas en descenso corriendo por los últimos escalones, jadeando y sudando frío. Alumbrando todo lo que podía desde allí. Nada.
- ¡Fri-Frida! – Jadeaba, intentaba de llamarla de nuevo pero los pulmones no me daban la fuerza que requería. Me sentía débil, con el frío del agua que cubriendo mis talones se filtraba poco a poco hasta el resto de mis pies. Sentía que ésta me cubría a pesar que solo me llegaba a los tobillos.

Llevé las manos a las rodillas reposando mi cuerpo mientras intentaba de reponer el aliento. Éstos se escuchaban en todo el fondo. Y allí, cuando abrí los ojos y contemplé con mirada temblorosa mi ondulado reflejo distorsionado por la luz de la linterna y el agua, pude ver que algo estaba allí. Una linterna verde algo decolorada. Ya más tranquilo en aliento alumbré los alrededores del fondo, pero el resultado no fue agradable. Nada se encontraba allí, algunos recovecos sin terminar y pasillos cortos con rocas gigantes interponiéndose en ellos y yo.

- ¡Friiidaaaah! – Nada, ni mi eco logré escuchar ahora. Jadeante y desconcertado vuelvo a ver la linterna mientras mi mente rebobinaba todo lo anterior. Me incliné hacia ella y la tomé. El plástico estaba vencido, seco y frágil, a pesar de estar mojado ahora, lleno de moho en algunas zonas y bastante agrietado. La revisé hasta que mis ojos dieron en una figura de corazón blanco pegada cerca del botón. Recordaba esto, solo que el corazón era violeta en ese entonces. Era su linterna.

Volví a revisar una vez más, creyendo que algo había olvidado. Esperanzado en creer que había algo que no haya podido ver. Algo más entre las sombras y los recovecos, o una grieta enorme en cubierta por el agua. Pero ya ni el eco de mis jadeos me acompañaba. Me sentí decepcionado, cansado y algo mal, pero no sentimentalmente. Algo no andaba bien conmigo. Sentía nauseas, dolor de cabeza, frío y una debilidad que la lograba sentir hasta en los latidos del corazón. Me apoyé de la pared para reposar un poco, pero nada pasaba. Allí fue que entendí. Algo en este lugar me impedía respirar bien. Quizás sea la tierra, la profundidad, o el espacio que había entre las paredes. Pero por más que respirase nada pasaba. No me sentía mejor.

Tragué algo de agua de mi cantimplora y comencé a subir con lentitud. Éste lugar ya no era cómodo, ni fascinante y mucho menos esperanzador como sentí varios kilómetros sobre mi cabeza. Siempre fue lo que pensé en un principio. La boca y garganta de La Casona San Apolo, una trampa mortal. El monstruo de la montaña más alejada de Guadalest. Las escaleras crujieron nuevamente y con mucha más fuerza que antes, y algunos escalones tambaleaban con mis pasos. Comencé a sentir miedo por todas las dificultades que se presentaban, y sin importar cuanto subiera, al ver hacia arriba me daba cuenta que no había avanzado nada. El eco del agua al caer volvía con mayor presencia, era como estar caminando alrededor de un lago en medio de la tormenta. Tambaleaba de cansancio pero intentaba de estar pegado a la pared. No importa cuánto tiempo me demore en subir. Realmente no quería estar aquí más tiempo.

Estaba exhausto, realmente necesitaba descansar, de lo contrario estar aquí sería mi fin. De repente ocurrió lo que temía. Comenzaron a aparecer los escalones que faltaban y que salté con facilidad hace quizás un par de horas o minutos. No lo sabía. Nunca me preocupé en ver el tiempo. Pero esto era tan largo y yo estaba tan cansado, que cada minuto parecía una eternidad. Los primeros saltos fueron superables, pero mientras más saltaba éstos se volvían mucho más difíciles, como si más allá que una prueba todo esto fuese una gran y cruel tortura. Aun así esos no fueron mi preocupación. Desde aquí podía ver que a dos vueltas sobre mi cabeza había un espacio similar a cuatro escalones ausentes, dos escalones en pie y luego de esos otro espacio de dos. No los recordaba, y quizás mi euforia fue tan grande hace un tiempo que todo lo que salté parecían solamente uno o dos espacios en la nada. Realmente un salto tan grande no lo recordaba por más que intentase recordar.
- ¿Era yo el de hace un momento? – Pregunté entre jadeos, sintiendo una vez más el eco de mi voz. Preguntándome de algo que quizás nunca sabré.

No importase lo lento que subiese, ni lo mucho que esperase sentado en los escalones que aún se mantenían en pie. El agua no subiría, mi agotamiento seguiría casi igual, y el final sería el mismo. Como un jefe final imposible de esos MMORPG que jugaba cuando era más niño. ¿Qué podía hacer?

Más tarde que temprano llegó el momento, la lluvia no paraba y mi cuerpo parecía igual. Era angustiante ver que inevitablemente ese gran salto se acercaba con cada paso que subía. En pleno camino aparté la mochila de mí, casi arrebatándomela de entre mis brazos y la lancé al precipicio, escuchando su impacto varios segundos después. Respiré aceleradamente una y otra vez, pero no era suficiente. No podía esperar más, pues el agua se me acababa, y beber de la que caía desde el cielo sería bebe óxido líquido con moho. Cerré los ojos y me esforcé en llenar los pulmones ahora con un extraño y pestilente hedor que provenía desde el fondo.

Corrí los escalones que quedaban tomando impulso, y salté al vacío. Era mucho el espacio, lo vi cuando salté, como si hubiesen alejado los escalones mucho más de lo que creí. Los dedos de mi mano izquierda se aferraron al filoso borde del escalón, dejándome colgado en el vacío. Mi otra mano sostenía la linterna, pero no toleraría mi peso mucho más. La traté de dejar en el bolsillo más cercano, pero me di cuenta que allí estaba la otra. La que encontré en el fondo. « ¿Cuándo la dejé allí? » Traté de guardarla en el otro bolsillo, pero no llegaba, y mis dedos se cansaban. La solté en medio de la desesperación escuchando como golpeaba escalones abajo y rebotaba desde el metal, de las paredes y finalmente un golpe húmedo después de un largo silencio. Ahora estaba sostenido con mis manos luchando para subir el escalón.

Con cada fuerza que aplicaba éste crujía y tambaleaba. Sentí una inyección de adrenalina con unas dosis del horror más puro que haya sentido, mucho más que hace más de cinco años, pues el metal parecía aflojarse con cada intento que hacía de subirme a él. Sin embargo no tenía otra elección, y continué jugando con mi suerte, hasta que de pronto uno de sus tornillos que se aferraban de la pared de piedra negra salió disparado hacia el vacío, golpeando el metal bajo mis pies. Preocupado veo el fierro grande que descendía desde la torre, ese que permanecía a mi mano izquierda y ayudaba a sostener el escalón. No tenía mucho tiempo, el metal vibraba con mis esfuerzo hasta que inevitablemente, cuando casi lo lograba se inclinó del lado de la pared, se iba a caer. Viendo de nuevo el tubo traté de tocarlo estirando mi mano hacia él, pero estaba lejos y ésta posición no me ayudaría. Decidí entonces mecerme de lado a lado aprovechando la poca fuerza de mis dedos que aún quedaban para hacer un último intento para así tocar la pared con los pies. Finalmente en medio del estrés, al sentir que el escalón se precipitaba, hice mi mayor esfuerzo de tocar la pared e impulsarme de un salto hacia el fierro. Por el impulso el escalón se desprendió y cayó al momento de saltar irrumpiendo todo el silencio y la paz que una vez hubo.

Todo pasó muy rápido. Veía la figura del fierro frente a mí, pero mis manos nunca lo tocaron. Caí por un menos de un segundo, hasta que algo se aferró de mi brazo. No podía ver con claridad, pero sentía cómo lo rasgaba y se lo enganchaba atravesándolo. Quedé guindado como una pieza cruda de jamón, mientras que sentía que algo cálido chorreaba por mi cuerpo desde mi brazo ensartado. Elevé la mirada, cegándome un poco con la luz, y allí pude ver lo que había ocurrido. Una pieza en forma garfio que quedó del desprendimiento del escalón me atrapó al no llegar a mi objetivo. No sabía si era por mis ojos que ya se habían acostumbrado a la oscuridad, o por la luz sobre mi cabeza, pero podía ver el garfio oxidado bañado en rojo. Y aun así, a pesar de saber que eso era tan letal como una inyección de veneno, no sentí dolor. La adrenalina había conquistado mis sentidos e instintos, más la sorpresa, no podía creer que aún seguía vivo. Traté de aferrarme al gancho con ese brazo y con el otro tratar de llegar al fierro. Internamente seguía luchando por mi vida, tal como siempre lo había hecho con cobardía.

- ¡AYUDA! – Clamaba viendo hacia la torre que apuntaba al cielo gris. Esperanzado de alguien más me pudiese ayudar al escucharme. - ¡¡AQUÍ ABAJO!! ¡POR FAVOR!

- ¡Fran! ¡¡FRAN!! ¡AYÚDAME POR FAVOR! ¡Estoy aquí! ¡AQUÍ ABAJO! ¡¡FRAAAAN!!-  Las últimas palabras de Frida vinieron a mi mente en ese entonces, escuchándola con claridad en lo más profundo de mis oídos. Mientras que en mi mente corría hacia la salida de la casona esquivando los escombros, gritando y exclamando “ayuda”, con miedo de bajar hacia el hoyo que en ese entonces había dejado a mis espaldas. La ayuda nunca llegó en ese entonces, y cuando volví, Frida no respondió más a mi voz. Nadie la encontró, y yo no quise volver a éste sitio, tratando de olvidarme de todo. Y ahora yo. Yo soy ella.

       Mis músculos se rindieron, pero traté una vez más de luchar para llegar al fierro, los dedos de mi diestra rozaban su áspero óxido que se desprendía con el tacto. Respiraba aceleradamente por el cansancio y la adrenalina que consumía el doble de mi resistencia. Me aferré al gancho, haciendo que éste atravesase más mi carne, sintiendo el dolor vivo, y así fue que me impulsé nuevamente hacia el fierro. De pronto éste también crujió y se tambaleó hacia abajo de forma muy repentina, se iba a caer, y ahora me sería más difícil llegar. Cansado miré abajo solo para relajar los músculos de mi cuello, pero lo que vi en el fondo cautivó mi atención. La linterna que había dejado caer aún estaba encendida y estaba apuntando a alguien que no podía ver bien. Pero estaba parado allí en el fondo y parecía mirarme en silencio. Los vellos se pusieron como escarpias, como si una mano fría recorriese toda mi piel. Mi corazón se subió al cuello con tan solo verle y al mismo tiempo por el gancho que se tambaleó una vez más. El fierro que lo sostenía se estaba doblando, hasta que un último y fuerte sonido golpe metálico fue el inicio de la caída. No pude ver quien era, solo giré hacia mi brazo tratando de llegar al fierro que ahora se alejaba de mí, a la vez que veía cómo éste seguía atravesado mi brazo. El espiral en esos breves segundos de caída libre parecía cobrar vida y moverse hacia arriba con cada metro que descendía. El abismo producía sonidos indescriptibles similares a los chirridos a la vez que aquella luz del cielo en la cima de la torre se alejaba hasta ser de nuevo un punto luminoso entre la oscuridad, justo sobre mi cabeza. 

Abrí los ojos en ese instante, en una habitación oscura, roja con blanco que parecía moverse en su propio eje. Como un carrusel. Una imitación carnosa y macabra de un tío vivo. Sobre mí había algo más, o mejor dicho, alguien más. Un cuerpo femenino parecía estar adherida a una pared suave y bulbosa, en todo el medio de una cúpula rosa y palpitante. Ella no tenía rostro, y su tez era tan pálida como la harina y la leche. Sus pezones parecían ojos rojos en la blancura, y su boca, que era lo único que podía ver bien, esbozaba una sonrisa satisfactoria. Su cabello era igual de albo, confundible con su piel, pero las puntas degradaban hacia el rojo escarlata. Los mechones eran tan largos que cubrían la cúpula y se movía a lo largo y ancho de la habitación, como venas dentro de un cuerpo o furiosas lombrices rojas que intentaban atravesar la habitación. Todo rechinaba y crujía como si fuese metal oxidado con el de los huesos, a la vez que algo líquido y rojizo goteaba con lentitud hacia mí. Su sonido era desagradable como roce entre viscoso y húmedo

Finalmente ella sonrió más y desde la mitad de su cara blanca y ausente, un poco más arriba de la sonrisa, una franja roja apareció, agrandándose lentamente hasta mostrar un ojo enorme que me veía sin parpadear. No podía moverme y ella tampoco, pero con los tensos minutos me di cuenta de algo inquietante: la cúpula se invertía hacia mí a la vez que grandes bulbos se formarse en la habitación. Volví a ver su único ojo, aquel que raras veces parpadeaba y que siempre que volvía reflejaba mi silueta acorralada entre un espacio cada vez más corrompido. No importa cuánto tiempo esté aquí, ni cuantas veces el cansancio me gane. Ella estará más cerca, y su turno sería el último.