miércoles, 17 de octubre de 2012

The Moon - Parte 5.2 [FINAL]


¡Continuamos! Si pasaste primero por aquí, te recomiendo que leas la parte 5.1 [AQUI]

Si señores, es el final de The Moon; espero que les haya gustado este escrito que me tomó mucho tiempo, al igual que sus portadas. Quise hacer otras especiales para estos capítulos, pero será que las haga despues, me están interrumpiendo mucho. Mantenganse en contacto con mi blog, para más historias así, que Arabelle esté en sus corazones.


- Historia [5/5]
- Temática: Sobrenatural, Terror y suspenso.
- Titulo: The Moon

- Autor(a): Katsu Komori

- Link de Capítulos anteriores: [Capítulo 1] [Capítulo 2] [Capítulo 3
] [Capítulo 4] [Capítulo 5.1]












Finalmente tras un profundo sueño con sonidos aleatorios y aterradores, la consciencia llegó haciéndome abriendo los ojos lentamente siendo recibida por un terrible dolor de cabeza, veía borroso pero no era lo importante, el lugar ya era lo suficientemente oscuro como para importarme. Estaba acostada y abrazada al lado de un pequeño y helado cuerpo sin vida, era ella… - ¿Adalgisa…? - Pregunté en mi mente, pero nadie respondió, solo sentía los latidos de mi corazón que se aceleraba con cada segundo de silencio que pasaba; ella en realidad había muerto, sentía sus recuerdos en mi mente, pero su presencia había desaparecido. Sentí un profundo dolor en el pecho que hizo que mis lágrimas se derramasen nuevamente, resquebrajando el profundo silencio de la casa con mis sollozos y perdiendo el control de las extremidades que me temblaban sin control, me sentía completamente sola por primera vez, tal como se sintió Adalgisa durante toda su vida. Vi su cadáver entre las lágrimas, dirigiendo lentamente mis temblorosas manos hacia ella rodeándole y acercándole cada vez más, para darle mi primer y último abrazo real; el abrazo que ella siempre deseó que alguien le diese. Lloraba mientras le mantenía entre mi pecho y mis brazos, deseando en vano que aún estuviese con vida, que mi calor y mis temblores le pudiesen devolver el aliento.

Las horas pasaron lentamente, como si el tiempo tuviese piedad de mi dolor, dándome el suficientemente de privasidad para comprender lo que pasó y lo que debía hacer, mientras acariciaba su cuerpo sin vida. Llevé su cadáver a media noche caminando lentamente por el gran trigal viendo la luna y las estrellas que me observaban desde lo alto. Recordé las palabras de Adalgisa cuando me contaba su encanto y amor por la luna, considerándole como una amiga. No pude dejar de verle mientras llevaba el cadáver de Adalgisa, pareciera como si estuviese ahí arriba solo para poder verle por última vez. Llovía con mucha suavidad y el viento soplaba con delicadeza mandando a volar las espigas muertas que se aferraban a mis prendas y a mi cabello.

- Mira, Adalgisa, están aquí quienes te amaron desde siempre – Le susurré viendo su inexpresivo rostro que mantenía los ojos abiertos, pero su mirada era perdida y dolorosa para mi. Cerré sus parpados con delicadeza mientras otras lagrimas caían con suavidad en su rostro – Duerme en paz, yo me encargo del resto – Le acaricié el rostro con suavidad, mientras seguía mi camino hacia la colina que tanto le gustaba.

Invoqué a Nerita para que ayudara a cavar una tumba. Ella era la Sahuagin que había capturado para su servicio, que a pesar de su raza tenía una apariencia muy humana, en su rostro pechos y piernas, era una criatura hermosa. Adalgisa me había contado la historia de cómo ocurrió todo, siendo la causante de que el Atlantis nunca fuese descubierto; a pesar de todo, Nerita le tuvo cariño a su ama, debido a que Adalgisa le respetó en sus decisiones, y hoy ella le había regalado la libertad con su muerte. Cubrí el cuerpo de Adalgisa y le dejé con suavidad en la tumba que le habíamos hechos, le cubrimos y dejamos una roca sobre ella, lo suficientemente grande para que ningún animal grande o persona pueda tener acceso a su cuerpo. Quedamos en silencio contemplando su tumba durante el orvallo.

- Gracias por ayudarme, a pesar que no soy tu ama – Le hablé a Nerita que estaba a mi lado. Ella dirigió sus amarillentos ojos hacia los míos – Ya eres libre.

Ella no me respondió, solo me observó, Adalgisa me había contado que era de pocas palabras, así que me lo esperé. Poco a poco se desvaneció, volviendo a su lugar de origen, donde no le molestaré nuevamente, a pesar de todo, era una criatura encantadora me lo dijo la leve sonrisa que me regaló al segundo antes de desaparecer por completo. Vi hacia el castillo que sobresalía en las lejanías, a pesar de estar inmerso en las profundidades de la noche, ese sería mi último destino en este mundo. Tenía que apresurarme, solo era cuestión de tiempo a que el “Titán Abisal” se diese cuenta de la muerte de su mejor “carta”.

- Destruiré todo y a todos – Fruncí el entrecejo recordando todo lo que me había contado Adalgisa, ese tal Louis era hombre muerto, al igual que todos sus hombres y esclavos. Mancharé mis manos por ella – Ahora ¡Yo soy Arabelle!

Caminé lentamente hacia el castillo planeando mis movimientos, repasando los recuerdos de Adalgisa para saber como era el castillo por dentro y saber en que lugar exactamente estaría la habitación del Príncipe Louis. Maté algunos soldados y guardias por el camino, intentaron en vano detener mi camino, fueron estrangulados por los múltiples tentáculos que salieron de mis brazos causándoles la muerte por fracturas en la columna y por asfixia. Hubiese deseado absorberlos, pero era imposible, lamentablemente. Finalmente llegué al castillo, pudiendo observarle de cerca detallando con detenimiento su estructura, era la información que necesitaba. Ahora solo tenía que esperar a que llegase el momento. Abrí un pequeño portal del tamaño de mis manos que me dejaba ver todo lo que ocurriese dentro del castillo, desde el techo y las paredes. El Príncipe Louis, un joven alto y bien parecido, ya estaba despierto inspeccionando todo, dándose cuenta de la ausencia de Adalgisa, que al parecer era su chica favorita. Pero su ausencia le llevó a abusar de otras esclavas, llevándoselas a su habitación. Observé todo de principio a fin, ojala él lo disfrute, porque sería su ultimo momento de placer. 

Si de verdad quería hacerle sufrir, no podía aparecer mientras mi victima esté disfrutando o posea un estado mental positivo. Tenía que esperar a que la semilla del miedo germinara en su interior lentamente, hasta que sus raíces le abracen tan fuerte que tanto su mente como su cuerpo sean un caos; solo así poder iniciar mi plan. Así que mientras él disfrutaba haciendo sufrir a otros (o algunos, porque notaba que el morbo en estado puro), yo me encargaba de ocasionar una masacre en sus soldados y en algunos esclavos; al día siguiente se llevaría una gran sorpresa. 

El plan funcionó, al día siguiente en la mañana le llegó la terrible noticia que nunca esperó, la mitad de sus hombres habían amanecido muertos, unos esclavos habían desaparecido y otros fueron encontrados en el almacén destrozados en pedazos, a tal punto que no podían identificar quienes fueron. Él envuelto en ira y miedo envió al resto de sus hombres a investigar el terreno y el castillo, a pasar la voz al pueblo cercano y a mantenerse alerta, por si algunos del reino enemigo se encontraban por ahí. Las horas se hicieron lentas para el Príncipe Louis, pero no para mí, que disfrutaba en ver su frustración, temor e intriga, porque todos sus hombres volvieron sanos y salvos, sin noticias de lo sucedido, lo que significó para él que no era un ataque enemigo. Se preocupó más, mientras yo sonreía, observándole entre los portales y comenzando a intervenir personalmente. Comencé a seguirle sigilosamente, alterando sus nervios por mi presencia y desapareciendo cuando se volteaba por sentir mis susurros atrás del oído; él sabía que algo le seguía y más cuando aquellos susurros se convirtieron en palabras más claras, diciéndole cosas perversas. Los días pasaron aún más lentos, comenzó a dormir con miedo, dejando las puertas abiertas para que ingresase en sus pesadillas, donde era dirigido a mundos que solo su subconsciente entendía, haciendo que al despertar sintiese más miedo que al día siguiente. 

Conforme pasaban los días, mi presencia en su vida se hacía más evidente, acariciaba sus brazos en varias ocasiones solo con pasar la punta de mis dedos, le lanzarle objetos de la nada, escondía los objetos que buscaba y se los aparecía en lugares en donde ya había buscado, haciéndole dudar más de su cordura, haciendo que fuese aún más lejos; rompí sus tobillos en un atardecer, cuando inspeccionaba temeroso el sótano, con uno de mis tentáculos, sus gritos eran cantos para mí y su sufrimiento un deleite. 

Le dejé en paz unos días, solo para esperar su recuperación mientras notaba su creciente y enfermiza paranoia, era el momento perfecto para actuar. Esa noche abrí portales bajo los pies de los guardias que le cuidaban al dormir y los arrastré hacia dimensiones desconocidas, donde yo misma les maté de diversas formas. Cómo aquel guardia que me contó Adalgisa, un sujeto egocéntrico y desagradable que le humilló muchas veces. Le dejé en una fosa repleta de parásitos enormes, unos gusanos rechonchos y redondos, del tamaño de una mano abierta, que darían buen uso a su gran y fornido cuerpo. Le dejé gimiendo de dolor mientras transformaban su firme vientre en un gelatinoso nido de gusanos tras inyectar su nociva saliva en su sangre; viviría por largos días, si no el nido no sería efectivo. Sin perder más tiempo, volví de nuevo con Louis que dormía acurrucado entre las costosas pieles que conformaban su cama. Me acerqué lentamente posando mi mano en su rostro para abrir suavemente sus ojos y usar aquella mirada que me hacía ingresar a los confines su mente. Una vez que las miradas se conectaron dejó de existir la consciencia en su cerebro, cayendo en una profunda pesadilla manipulada por mí. Me desvestí al igual que a él, sin dejar de provocarle pesadillas que cada vez se volvían más y más terribles, donde sus miedos se expresaban en todo lo que veía y sus fechorías y errores en la vida le atormentaban como imágenes y escenas perturbadoras; mientras tanto, me preparaba para apoderarme de su cuerpo. Si tanto le gustaba abusar de sus esclavos, entonces le haré probar algo más cruel que lo que una vez le hizo a Adalgisa.

Me aferré a su cuerpo convirtiendo mis extremidades en un gel más duro, que se enredó en su cuerpo causando presión en su tórax, columna, caderas y extremidades. Mis ojos mantenían la mirada fija en los suyo, controlando sus sueños; una vez que estuvo lo suficientemente asustado, tras varios minutos de violación física y mental dejé que despertara, llevándose el peor momento de su vida, hubiese deseado seguir inmerso en sus pesadillas. Al abrir sus ojos se encontró a pocos centímetros de mi rostro, con unas pupilas violetas que ni vacilaban en cambiar la dirección de la mirada. Me encontraba sobre él, con todo mi cuerpo convertido en esa materia gelatinosa  que ya tenía su cuerpo cautivo. Sus brazos y piernas estaban fracturadas en múltiples partes, por la presión que deseé ejercer sobre su cuerpo, y haciendo sintiese el dolor de las astillas de hueso atravesando su piel mientras más presión le ejercía sobre ellas, como una anaconda enroscando a su presa. Él intentaba gritar, quejarse, pedir ayuda, algo que le hiciese desahogar todo su miedo y dolor en un solo alarido, pero no podía hablar, impedía a su mente realizar ciertas acciones, estaba bajo mi completo control.

- ¿Te gusta, Louis? – Le pregunté mientras movía mis caderas aun más fuerte, dislocando el femur de su cadera, luego el otro. El lloraba y yo sonreía sádicamente, ejerciendo cada vez más presión alrededor de su cadera, hasta fracturarla también, hasta el crujido de sus huesos se escuchasen más de una vez. Las lágrimas corrían por sus mejillas intentando gritar cada vez que me movía, su dolor era cada vez peor – Adalgisa me contó que esto te encantaba… Si, ella misma – Le respondí con solo ver su expresión – Considéralo como un regalo de ambas… ¿Vale?

Gimió de dolor al fracturar su columna y al mismo tiempo realizaba más fuerte los movimientos. Finalmente decidí terminar con la tortura, pero solo cuando me sentí realmente satisfecha tanto física como mentalmente, ocasionándole minutos o quizás horas de tortura, y a mí un intenso frenesí. Ingresé a su cuerpo por los orificios inferiores de su cuerpo abriéndome paso a la fuerza por su destrozado y deforme cuerpo, muy lentamente para causarle aún más dolor, hasta llegar a su garganta. Se estaba desangrando vivo y ahora no podía respirar, parte del líquido gelatinoso estaba alojada en su tráquea; le sonreí mientras se asfixiaba. 

- Eres todo un galán… - El gel continuó avanzando rápidamente hasta llegar a su cerebro y atravesar su cráneo. No me detuve hasta ver muchos tentáculos gelatinosos salir entre las enormes fisuras de su cráneo.
Lentamente me separé de su cadáver dejando que la sangre resbalase de mi gelatinoso cuerpo  para dejarlo limpio. Al estar limpia volví a la forma y textura normal de siempre; era la primera vez hacía esto, me di cuenta del por qué Adalgisa se volvió adicta a ese poder, pero me sentía agotada, Dubble-Darah, había cobrado con mi vida el uso abusivo de su habilidad. Mientras me vestía observaba de reojo al horrendo cadáver del difunto Louis, no pude evitar sentir satisfacción y un placer tan mórbido que por un momento dudé de mi cordura. Lo importante era que finalmente logré que Adalgisa cumpliese su mayor meta en la vida. Ahora sin duda, ella descansaría en paz.

Me asomé por la ventana, ya era de madrugada, el sol estaba saliendo. Me quedé unos minutos observando todo, los guardias estaban rondando por los alrededores, al igual que fuera de la habitación. Tenía que desaparecer el castillo al igual que todo lo que aquí se vivió; pero no podía usar un portal tan grande, si no el “Titán Abisal” sentiría el llamado y la tentación de aparecer… y volvería el ciclo que Adalgisa y yo evitamos. Él espera ansioso por estas fechas y debe de estar sospechando de haber perdido comunicación con Adalgisa; tengo que actuar de otra forma. Mientras observaba al sol viajé por el inmenso espacio de mi mente, teniendo como resultado el recuerdo sobre mi plática con Adalgisa, referente a los agujeros negros.

- Cuando Adalgisa y yo pensábamos sobre la forma de abrir la cuarta dimensión, para el viaje en el tiempo, se cruzó en la investigación la forma de crear una especie de agujero negro entre dimensiones… según la teoría de Adalgisa… - Murmuré reposando mi rostro de una mano que se mantenía apoyada del marco de la ventana de piedra – Lo necesario para crear un agujero negro es tener conexión con la nada o un punto lejano e inestable en el “túnel dimensional”. Al crearlo tiene que haber una fuerza que viaje entre ambos puntos, una fuerza superior en arrastre y en presión, para así “devorar” todo a su paso… 

Se escuchaba agotador el proceso, y más por el hecho de mantener abierto un portal tan volátil que puede arrastrarme con todo; pero tenía que intentarlo, solo tenía que encontrar un punto dimensional inestable y poderoso para conectarlo con ésta realidad. Ingresé al “Túnel Dimensional” para investigar las diferentes dimensiones que se puedan conectar con éste punto, independientemente del espacio y tiempo. Me tomé el tiempo necesario para investigar, pero no se podía encontrar ninguna. Tendría que crear una, abrir la puerta a un vacío momentáneo. Abrí un portal en la nada, en el túnel dimensional, como si quisiese abrir un desvío hacia lo imposible, hacia aquellos mundos donde la vida no existe. Estuve mucho rato intentando, pero finalmente tras mucho esfuerzo descubrí como abrir un portal con esas características; era peligroso, si me asomaba hasta por mera curiosidad sería absorbida y destruida por un mundo inestable, con profundidad indefinida y cambiante, distancia y dimensión ilimitada, con fuerzas y presiones que viajan de aquí a allá encontrándose en un interminable lio. Salí del túnel dimensional y me ubiqué fuera del castillo a unos metros, escondida entre los arbustos. Todos estaban alertas, al parecer ya habían descubierto el cadáver del Príncipe Louis.

- Lo que aquí pasó, aquí se quedará – Sentía lastima por las personas que no tenían nada que ver con esto, pero así son las cosas.

Abrí un portal en la tierra, bajo el castillo que se conectó con la dimensión inestable, creando un cilindro letal. Se agrandaba poco a poco llevándose todo a su paso. En pocos minutos tras extraños crujidos provenientes del castillo, todo se vino abajo. Los guardias y que estaban en las cercanías voltearon, observando como las enormes piedras eran absorbidas por un agujero negro que se movía como un torbellino subterráneo, arrastrando consigo hasta el agua y la tierra. Su fuerza se hizo más grande, arrastrando a los guardias, aldeanos y animales que estuvieron cerca. Muchos animales escaparon al igual que yo, entre los alaridos de las victimas que eran arrastradas a la nada. Aquel gigantesco agujero no paraba de crecer hasta absorber lo suficiente. Aceleré su tiempo de duración para que terminase todo de una vez. El agujero negro se fue reduciendo lentamente hasta que desapareció tan rápido como apareció, dejando un profundo cráter a las profundidades de la tierra. Me acerqué algo débil, observando perpleja la abertura a los confines de la tierra.  Finalmente me alejé dando la espalda a lo que había hecho, mientras sentía que las personas se acercaban desde las lejanías a ver que era lo que había pasado; caminé hasta la tumba de Adalgisa, que por suerte estaba muy distante del desastre; me senté al lado de la roca, para recuperar el aliento, viendo el despejado cielo mañanero.

- Sé que me advertiste que no me enfrentara a ese ser, lo único que tenía que hacer era no usar las dimensiones para que no tuviese forma de llegar hasta mí… lo recuerdo con claridad – Murmuré para que solo nosotras escuchásemos, como si ella también estuviese viva, pero sentía el deseo de hablarle una vez más – Sé que tu sacrificio fue para mi bien, para brindarme una mejor vida cuando se presente mi nacimiento mucho años más adelante… para no tener que tenerte también en mis pensamientos, para estar libre de éste destino horrible que nos unió a ambas. Sacrificaste tu vida y tus sueños por mí… así que… afrontaré nuestros miedos de una vez – Acaricié la roca, dando unas suaves palmaditas, como si tuviese en mis manos a esa persona que formó parte de mí. 

Mis sentimientos y emociones estaban apoderándose de mí, no sabía como hacía Adalgisa para ser tan insensible e inexpresiva en momentos difíciles; pero callada y precavida cuando las cosas se salían de control. Yo siempre fui lo contrario a ella, formando un equilibrio en sus decisiones cuando estuvimos unidas; separadas, ambas somos inestables. Ahora, solo tenía que ser fuerte, y mostrar ese lado atrevido que me diferenciaba de ella. Si de verdad deseaba que esto terminase… tendría que sacrificarme también. Me despedí de Adalgisa una vez más y me perdí de nuevo en el “Túnel Dimensional”, para nunca más volver. Mi próximo y último destino era el “Mar Negro”, solo había ido una vez, pero los recuerdos de Adalgisa me indicaron cual era, la dimensión que tiene como imagen un mar infinito con grandes monstruos luchando a muerte.

Al encontrarla entré teniendo cuidado primero en donde caería, elegí un terreno amplio y rocoso, lejano a los monstruos marinos que se veían desde la distancia. El mar era tempestuoso, a comparación a la única vez que había ido; llovía mucho también, terminé empapada a los pocos segundos de haber estado ahí, seguramente él me había sentido llegar… sin Adalgisa. No pasaron ni tres minutos cuando ya todo el mar comenzó a temblar, los monstruos que se encontraban en las cercanías dejaron su lucha a muerte, escapando de algo que se aproximaba a la superficie; era él, lo sabía. Fruncí el entrecejo, preparada para lo que tuviese que pasar.

Enormes olas golpearon el elevado terreno de roca en el que me encontraba, sobrepasando a veces su altura y derribándome hacia atrás, deslizándome por las rocas resbaladizas. Me levanté con cuidado pero sin perder tiempo, al mismo tiempo que un aberrante bramido proveniente de aquel monstruoso ser hacía temblar las rocas. Tambaleándome dirigí mi mirada hacia él, esa criatura monstruosa de cuerpo alargado y repleto de kilométricos tentáculos que colgaban desde su barbilla y al final de cada uno se observaba una boca con afiladas hileras de dientes que iban desde los labios hasta la garganta. La cabeza de aquel monstruoso ser tocaba las nubes y sus ojos brillaban tanto como una luna, la cual estaba ausente esta vez, por las oscuras nubes de tormenta. Sentía su respiración desde donde estaba, a pesar que estábamos a varios kilómetros de distancia. No retrocedí, lo que hizo que hiciese otro bramido acercando su horrendo rostro hacia mí. El corazón me dio un vuelco, mientras su aliento me llevaba metros atrás como viento tempestuoso de huracán; me aferré a una roca para no ser llevada al borde de aquel elevado terreno de piedra. Le vi a los ojos al terminar su bramido, sin intensiones a retroceder ni a dejar de verle. Un calor doloroso invadió mi pecho, seguido de unos escalofríos que se dirigieron a mis articulaciones. Caminé decidida hacia el borde del acantilado con una expresión de ira en el rostro.

- ¡No me voy a ir de aquí, ni retrocederé!, ¡No te temo! – Inhale profunda y rápidamente, mientras mis lágrimas se unían a las gotas de lluvia que resbalaban por mi rostro. Creé un portal conectado al vacío, hacia aquella dimensión inestable en el cielo; a diferencia que esta vez no eliminaré el agujero negro. Ambos moriremos aquí - ¡¡NO TE TEMO!!

La criatura envistió con parte de su cuerpo y su cabeza el terreno rocoso en el que me encontraba, desde arriba, cubriendo cualquier posibilidad de escape. Antes de que impactase abrí un portal para transportarme a otro punto del amplio mar, sin caer a sus aguas; solo tenía que ganar tiempo hasta que el agujero negro fuese lo suficientemente grande como para devorar por completo éste mundo alterno.  El “Titán Abisal” no tardó en ubicarme, era su mundo, no esperaba menos de aquel monstruo. Desde las lejanías lanzó un chorro de agua con tanta presión como si fuese un cañón, volví a usar un portal dimensional para cambiar de ubicación. El agua impactó con la gigantesca montaña de piedra agrietándola de tal forma que se derribó al instante; tenía que pensar en algo. No podía convertirme en agua, ni en gel, aquel monstruo controla las estas aguas, por lo que podría devorarme o controlarme si me uno a ella. Si usaba por mucho tiempo las dimensiones también al igual que a Dubble-Darah, me agotaría muy rápido sucumbiendo por agotamiento.

- ¡¿Qué hago?! – Pensé mientras esquivaba los millones de tentáculos que salían de mar intentando atraparme y comerme. No importa donde me encontrase, él tenía acceso a mi ubicación. Recordé a Dubble-Darah, posiblemente si realizaba algún movimiento dentro de su duro cuerpo, podría hacerle daño – Por favor… Dubble-Darah, ayúdame… quizás así seremos libres al fin.

Usé por última vez el portal, llevándome en silencia hacia la cabeza del monstruo. Caí sobre sus duras escamas y antes que se diese cuenta me convertí en agua e ingresé en sus orificios oculares. De inmediato se percató cuando estuve dentro de su cuerpo, pero ya era muy tarde, iba en camino a su cerebro; aunque al llegar fue una completa pesadilla. El cerebro de la bestia intentaba controlarme sobrecargaba mi cerebro y ocasionaba una migraña insoportable, a tal punto que mi sentido visual y auditivo se veían afectados, tenía que actuar rápido. Dañé parte de su cerebro y con ella la parte que controlaba la visión. De inmediato me retiré de ahí, saliendo de sus ojos como una lagrima. Estaba aturdida, no podía controlar bien mi cuerpo además de escuchar un fastidioso pitido en el oído. Caía hacia el agua velozmente, usé lo último que quedaba de fuerzas para convertir mi cuerpo en un sólido que solo Dubble-Darha podría hacer, más resistente que el acero. La bestia golpeó con fuerza mi sólido cuerpo con uno de sus tentáculos mandándome a volar. No pude ver lo que pasó, había perdido parte de la consciencia por aquella excursión al interior de la bestia. 

Abrí los ojos al volver mi consciencia, posiblemente unos largos segundos después. Flotaba en el agua mientras unos tentáculos me envolvían y me arrastraban hacia las profundidades con lentitud. Lo hacía a propósito para que perdiese oxigeno y que intentase convertirme en agua, para luego tomar el control de mí; muy astuto, pero no lo haría, no le daría ese gusto. Aguanté la respiración hasta que me encontré cara a cara con sus enormes ojos a una profundidad aceptable para mi cuerpo, a pesar de estar ciego sabía en que dirección estaba, fue entonces que vi el resto de su cuerpo, sus escamas estaban conformadas con grotescos rostros con grandes cantidades de ojos negros que dirigían la mirada hacia mí. El no podía hablar en mi mente, por no tener conexión conmigo, pero yo sí, iluminé mis ojos de violeta y le sonreí mientras poco a poco abría la boca para engullirme – No escaparás de mi… - Se detuvo para escucharme en su mente – Yo soy… Arabelle.

El agujero negro se había completado, sentía como su fuerza arrastraba el agua hacia la arriba y con ella nosotros; su absorción aumentaba con brusquedad, a tal punto que nuestros cuerpos ya se dirigían hacia el cielo, y con nosotros el resto de monstruos que se encontraban ocultos en las profundidades y las rocas. A pesar de la resistencia y pesado cuerpo de aquel titán, fue arrastrado como una hoja de papel en un huracán, nada escapará, solo yo. Abrí un portal que me absorbió antes de llegar al cielo, cortando el tentáculo que me sostenía. No había establecido ninguna ruta dimensional, solo cree el portal mas simple que pude para salvarme, era lo último que podía hacer, no tenía fuerzas ni para moverme; pero aun así algo raro había pasado, mi cuerpo ya inerte era trasladado a algún lugar, una dimensión que se abrió de la nada. Cerré los ojos dando a la vez un profundo suspiro, ya no me importaba lo que pasara conmigo.

- ¿Qué es esto?... – Murmuré al sentir una presencia cálida alrededor de mi cuerpo, como un abrazo fugaz – ¡Adalgisa!

Abrí los ojos de golpe, encontrándome frente a frente con la luna brillando con todo su esplendor sobre mí, en una noche clara y levemente azulada. Era el cielo nocturno más hermoso que había visto. No conocía este lugar, pero Adalgisa si, de seguro ella me había llevado hasta aquí, porque era el mismo lugar que vimos en nuestro último sueño juntas, pero… ¿Cómo? Sonreí al observar la luna, mientras intentaba respirar, mi cuerpo sucumbía ante el agotamiento mental y físico. Tenía múltiples fracturas en las costillas y en la columna que recién me había dado cuenta al intentar moverme, además de tener uno de mis brazos dislocado, debió haber sido por el golpe que me dio el “Titán Abisal”, si no hubiese convertido mi cuerpo en aquel sólido resistente, hubiese muerto destrozada. Lloraba de dolor y alegría a la vez era uno de esos incómodos momentos en que muchos sentimientos y sensaciones se unen, y el cerebro no sabe cual asimilar primero. Una vez que muera, nacería de nuevo como si nada hubiese pasado... era impresionante como todo terminaría pronto, en un parpadeo. Solo esperaba verle conmigo en la vida que me esperaba, ese era mi único deseo.

- Adalgisa… - Sonreí viendo nuevamente al cielo, mientras luchaba para extender mi único brazo sano apuntando a la luna, quería tocarla. El brazo me temblaba, y ya casi no tenía control de mi misma, las lagrimas empañaban mi visión al igual que el molesto desenfoque constante, que indicaba el fin de mi vida – Siempre… serás mi luna. No importa que tan lejos estemos… tu siempre… - Perdía la visión mis ojos se desenfocaban solos, mientras yo intentaba de enfocarlos. Al volver a tener una vista más nítida detallé algo más sobre mí; había un portal abierto a unos largos metros de distancia, con dos rostros asomándose que no pude detallar, y atrás la gran luna. Sonreí sabiendo que éramos ella y yo desde el futuro; mis ojos se desenfocaron por completo y la visión se oscurecía mientras veía mi mano caer y aquellos dos rostros juntos en el portal.

3 comentarios:

  1. ok... me dio melancolía ._. realmente eres cruel con migo como lectora.... ya te contare mas por msn

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  2. Sabes? realmente llevo un tiempo queriendo leer tus historias pero no tengo ni un día y más con las mias, te voy a dedicar una tardecita porque se nota que le dedicas tiempo y empeño.
    Por eso te dejo un premio, por eso y porque eres de las ultimas que me sigue <(0u< \) http://diarioquepica.blogspot.com.es/2012/10/mas-premios-de-halloween.html

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    1. Me alegra mucho que tengas ganas de leer la historia. Si, me dedico mucho a las cosas que hago porque me encantan. Espero que cuando tengas el tiempo necesario y gustes a leer sea de tu agrado.

      En la siguiente publicación que haga haré lo del premio. Gracias, lo aprecio mucho.

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